Ayer, mientras presentaba la denuncia en la Policía Judicial (PJ), Arturo C., de 58 años, no ocultaba su indignación. La noche del sábado, sus tres hijos, su nuera y su nieto fueron asaltados por dos personas que los amenazaron con armas fuego y les robaron tres celulares, una cámara de fotos y mercadería que compraron en Ambato. Perdieron unos USD 1 400.
Por el feriado de Año Nuevo viajaron a esa ciudad y a las 19:30 llegaron a casa, ubicada en un barrio del norte de Quito. La familia estaba por entrar al domicilio, pero los hombres, que llegaron en un Corsa Evolution, los interceptaron. Ayer, en la mañana, el movimiento en las oficinas de la Policía Judicial de Pichincha, centro norte de la capital, era casi similar al de un día ordinario. Hubo gente que, con documentos en mano, hacía fila, para denunciar intentos de robo a domicilios, asaltos, agresiones física, etc. En la Policía no se informó sobre el número de denuncias que por estas circunstancias recibieron en el feriado.
Lo que sí se conoció es que en este período, solo en Quito y Guayaquil se presentaron 10 muertes violentas. David Bravo, por ejemplo, festejaba su cumpleaños 19 precisamente en el inicio de año.Estaba fuera de su casa, en la Prosperina (noroeste de Guayaquil). A las 09:00, tres hombres pasaron por el sector. Según testigos, ellos insultaron al joven y este respondió. Por ello lo golpearon y murió. Según la tía del fallecido, Jenny Bravo, su sobrino estaba bien, pero intervino una tercera persona y con un palo lo golpeó en la cabeza. Eso causó la muerte.
Ayer, mientras lo velaban en su casa, la tía contó que llamaron a la Policía y que un patrullero llegó mientras el supuesto culpable del asesinato todavía era retenido por los moradores del sector.
Dice que los policías se negaron a arrestarlo, pues señalaron que “no había denuncia” alguna.
En el sur, una bala perdida impactó al profesor de la U. de Guayaquil, Roberto Carlos Dier (33).
Esto sucedió a las 05:00 del sábado. Ayer, sus familiares permanecían en la morgue de la Policía y explicaron que él estaba afuera de la casa, en Lizardo García y Pancho Segura. Cayó herido en medio de la balacera.
El sábado también hubo dos casos de presunto sicariato. José R. denunció que su hijo Geovany R., de 34 años, fue asesinado con siete disparos mientras estaba en casa de su abuela, a las 01:00.
El 1 de enero, a las 04:30, falleció Jesús Benítez Falquez, de 34 años, luego de recibir tres puñaladas. Su hermano denunció ante la Fiscalía que el hombre fue herido en el momento en que peleaba con su primo.
En Quito, en cambio, tres de los 18 fallecidos, trasladados hasta el mediodía de ayer a la morgue, fueron por muertes violentas y el resto por atropellamiento, choque, ahorcamiento, etc.
Uno de ellos fue José Paredes (25 años), quien murió tras sufrir hemorragia aguda y daños pulmonares como consecuencia de un ataque con arma blanca. El hecho ocurrió en el sector La Libertad, el viernes, a las 03:30. Media hora antes, José Chango (24 años) falleció en Atucucho (noroccidente) por una herida con arma blanca a la altura del corazón.
En la madrugada del 31 de diciembre, a las 03:00, Jorge López (35 años) falleció en el Hospital Eugenio Espejo. Hasta allí fue trasladado con una hemorragia aguda interna, producto de un ataque con arma blanca.
Decenas de personas intentaban retirar los cadáveres. A media mañana de ayer, 12 miembros de la familia de Víctor G. (27 años) llegaron con un ataúd en una camioneta para retirar los restos de quien fuera padre de dos niños.
Esmeraldas
Lizza Toro
víctima de la delincuencia
‘A mi tío le apuntó con la pistola’Estuve en Esmeraldas de vacaciones con mi familia, en el feriado de noviembre. Era sábado, aproximadamente las 10:00, vimos que la playa estaba despejada y decidimos caminar desde Casa Blanca hasta Tonsupa.
Íbamos por la orilla del mar. De repente, de una casa abandonada, salieron tres chicos jóvenes. Uno de ellos se acercó a mi mamá y le dijo que le regalara una moneda. Ella se negó, se hizo a un lado y siguió caminando. En ese momento el hombre la cogió del brazo, le arrancó la cadena de oro y quería quitarle la cartera. El otro, le apuntó en la cabeza a mi tío con la pistola. El tercero se acercó a mi prima y la amenazó.
El sujeto forcejeó con mi mamá por la cartera. Allí estaban cheques en blanco, tarjetas de crédito, dinero en efectivo (USD 60) y lo que más nos preocupaba eran las llaves del carro.
Mi mami le pidió al hombre que la dejara sacar de la cartera sus medicamentos para los ojos, el ladrón accedió y en ese instante se percató de mi cartera. Me dio un golpe en el pecho, me quitó el bolso y me golpeó otra vez. Mi tío gritó “policía” y los desconocidos corrieron. Se llevaron mi cámara fotográfica nueva, un celular, mis lentes, maquillajes y la billetera con un dólar.
Estaba adolorida, sentía que el pecho me ardía. No lograron llevarse el bolso de mi mamá.
La propuesta
Marcelo Mullo Torres
Vicepresidente Asociación de Propietarios de Farmacias
‘Más ayuda de la Policía’
Frente a la delincuencia, como gremio, tenemos nuestras propias seguridades. En mi caso cuento con una alarma comunitaria. Pese a ello, nos sentimos expuestos a la delincuencia, porque en el momento del robo una alarma no va a reemplazar a las armas. Los ladrones están bien armados. Se pide más colaboración y ayuda de la Policía.
Ahora, no solo es cuestión de que la Policía y el Ejército salgan a las calles, sino tener un control más personalizado. En La Gasca, por ejemplo, se ha perdido la relación entre moradores y policías de la UPC. Se debe establecer un trato más estrecho con los vecinos. En este momento se ve a los uniformados solo como autoridad, pero no hay una relación de amistad, de vecindad.
Eso ayudaría a mejorar los controles en los barrios. En el sistema judicial, en cambio, hay muchas trabas. Incluso nos toca cerrar uno o dos días los locales para presentar la denuncia. Y mejor nos quedamos callados.