Gustavo Proaño Tola
La fiesta de Navidad recuerda universalmente el nacimiento de Jesús hace dos mil años.
Mucha historia ha corrido desde entonces, sin embargo, el Hombre no ha podido desterrar su inclinación a la violencia, lo mundano, lo superfluo.
Si en estos días se produjera la segunda venida de Jesús, grande sería su desconsuelo al constatar que su mensaje de amor y justicia predicado hace 20 siglos ha sido suplantado en muchos rincones de la Tierra, bajo el pretexto de imponer dudosos sistemas políticos disfrazados de justicia social, sin importar a quién se atropelle y con quién se establezcan alianzas.
Así, en varios países las cárceles se llenaron de ciudadanos cuyo único crimen fue disentir con el Gobierno de turno.
Y qué decir de las guerras mundiales; el siglo XX será tristemente recordado por la historia tanto por los conflicto bélicos mundiales como los regionales, así como por el ser el siglo en donde se crearon las mayores armas de destrucción masiva que el ser humano haya visto y sentido hasta la fecha.
El siglo pasado y este han presenciado con horror una serie de atentados contra personas y propiedades casi a diario.
Por supuesto, también hemos visto acciones de guerra y barbarie en nombre de la defensa de los derechos de unos cuantos, sin importar que tales acciones causen mas muertos incluso en la población civil.
Ni la propia Tierra se salva. El calentamiento global a causa de los gases que emanan las industrias y la deforestación son dos palpables ejemplos de cuanto mal le hemos causado al planeta sin que nos importe.
Señor, este no es el mundo que Tú querías para nosotros. Cuán lejos están tus enseñanzas, tus parábolas, tus muestras de amistad, tu perdón.
Preparemos en esta Navidad un lugar seguro para Jesús. Hoy más que nunca se requiere de mujeres y hombres de buena voluntad para rescatar el mensaje del Maestro: “Amaos los unos a los otros”. Aún hay esperanza para cambiar este mundo tan venido a menos en la parte espiritual.
Preparemos en esta Navidad un lugar seguro para Jesús: nuestro corazón.
Los errores del diario
Todos los días leo ‘Nuestros errores’, lo cual me parece innecesario en el caso de los errores tipográficos u ortográficos.
Siempre va a haber imprecisiones lamentablemente; debería emplearse mejor este espacio.
Errores en la veracidad de una información, con conocimiento de causa o no, son más preocupantes que los errores tipográficos…
Dorys Salvador
Nota de la Redacción:
Gracias a la lectora por su comentario. Le informamos que además de la columna Nuestros Errores, donde consignamos fallas específicas como las que la lectora cita, este Diario mantiene también otros espacios en los cuales transparenta sus vacíos.
Entre esos espacios están Observaciones (en esta página) y Rectificaciones, que aparece en distintas secciones cuando es pertinente.
Además tenemos mecanismos internos para procesar nuestros errores en un marco de rigor autocrítico.