Con el reconocimiento de la inocencia del mayor Fidel Araujo el cuento chueco del golpe de Estado del 30-S se va por los suelos. De nada valieron las argucias y los “testigos” del Gobierno, los pativideos editados, las cadenas y cuchucheos del régimen, las visitas del Inzulza y el Ban ki Moon para consolar a su Majestad por el cuasi regicidio. Todo se vino al suelo porque “la piedra se desmorona y el calicanto falsea, pues no hay mentira que dure mucho por más constante que sea’”. En el caso de El Universo y uno de sus columnistas, cuando el Juez compruebe que tal magnicidio es otro cuento chueco, porque Su Majestad fue con sus propios pies al Regimiento Quito y luego se autosecuestró en el hospital de la Policía y quien dio la orden para el asalto a la “liberación” , fue el poeta Ponce cumpliendo disposiciones del propio autosecuestrado, entonces el columnista, en su artículo, tenía razón en su argumento. Cuando el juez, repetimos, compruebe esto tendrá que desechar la demanda y, además, liberar de culpa al coronel Carrión, que al igual que Araujo, son las víctimas del show demencial.
Por fin, hay que reconocer que el Rafa es extraordinario vendedor, porque gracias a su demanda contra los autores del libro ‘El Gran Hermano’, la ‘demanda’ por el libro ha crecido a tal punto que se acabaron las dos primeras ediciones y gracias a la cadena en que rajaba de su hermano y de los periodistas, se ha publicado la tercera edición, que se lanzará justo hoy en el Puerto Principal.