Santa Rosa se amuralla para enfrentar las inundaciones

Junto al río Santa Rosa, el Municipio hizo un muro de 920 metros de largo y 8 de alto para proteger zonas vulnerables. Foto: Francisco Flores/EL COMERCIO

Junto al río Santa Rosa, el Municipio hizo un muro de 920 metros de largo y 8 de alto para proteger zonas vulnerables. Foto: Francisco Flores/EL COMERCIO

Junto al río Santa Rosa, el Municipio hizo un muro de 920 metros de largo y 8 de alto para proteger zonas vulnerables. Foto: Francisco Flores/EL COMERCIO

Los moradores de por lo menos tres barrios afectados por las inundaciones en el cantón Santa Rosa confían en que las lluvias de este invierno, al que se sumarían los efectos del fenómeno El Niño, no les causen más sobresaltos.

La parte baja de este cantón orense es la que, regularmente en inviernos fuertes, sufre los mayores estragos a consecuencia del desbordamiento del río Santa Rosa, conocido también como Carne Amarga.

A mediados de marzo del 2015 y como ha ocurrido en años anteriores, el barrio 29 de Noviembre quedó, literalmente, bajo el agua. Varias familias debieron ser evacuadas.

Patricio Morales, uno de los damnificados, ve optimista la construcción de un gran muro contra inundaciones al margen derecho del río Pital, aguas arriba del río Santa Rosa. “Creemos que la obra nos va a proteger porque está muy por encima del nivel en que se desborda el río. Ha sido muy duro tener que evacuar nuestras casas y ver cómo se dañan nuestras pertenencias”.

Tres de al menos 12 barrios de Santa Rosa se ven afectados por las inundaciones en distintos niveles según la intensidad de las lluvias.

La obra del muro de arcilla con hormigón armado corresponde al Municipio. Su alcalde Clemente Bravo indicó que esta infraestructura beneficiará a más de 12 000 habitantes de la zona, que significan un 24% de la población del cantón.

El muro tiene una longitud de 920 metros desde el puente metálico sobre el río Pital, pasando por tres barrios de la periferia: el 29 de Noviembre, Pital y 15 de Octubre.

“La muralla tiene 8 metros de alto sobre el nivel del mar. Este río sube 6,35 metros que es su cota máxima de inundaciones. Con esa altura, Puerto Jelí y este margen derecho del río se llenan de agua, quedan como una piscina”, contó Fernando Egas, director de Planificación del Municipio de Santa Rosa.

En otras palabras, el nivel del río estaba por encima del de las casas, ya que la ciudad está en una cota de 3 metros. “En la inundación de El Niño del 97 apenas se veían los techos de las casas”, recordó Morales.

Este cantón está rodeado de varios afluentes: el estero Medina y los ríos Negro, San Agustín, Caluguro, Buenavista y Santa Rosa. La unión de estos dos últimos da origen al río Pital, por donde llegaban, en antaño, los barcos que hacían el cabotaje entre Guayaquil, Puerto Bolívar y Santa Rosa.

Bravo recordó que durante el último invierno (2015) la inundación en la ciudad dejó unos 6 000 damnificados.
“Ahora se ha hecho una limpieza de todo el río, adicional a la construcción del muro y a la colocación de seis estaciones de bombeo para direccionar las aguas lluvias hacia el mar o al río. La ciudad siempre tuvo un sistema de alcantarillado combinado de aguas lluvias y servidas que no abastecía. Ahora los hemos separado”.

Los trabajos tienen un costo de USD 4 millones pero se ha hecho ahorros al conseguir, de parte de empresarios, ministerios de Transporte y de Defensa, y la Prefectura de El Oro el préstamo de maquinaria, que ha permitido intervenir en la limpieza de los cinco ríos.

La obra incluye la adecuación de un malecón a lo largo del muro, regeneración urbana y el asfaltado de calles. Estas tareas complementarias finalizarán dentro de dos meses.

María Armijos, moradora del barrio Pital, confía en que la naturaleza y la obra los protejan de las inundaciones que -en varias ocasiones- los ha llevado a habitar temporalmente en los albergues. Además, ve con optimismo cómo cambia su barriada. “La calle, que era puro polvo, nos la están haciendo de asfalto y se habla de que van a hacer un gran malecón bien iluminado y con seguridad. Eso cambiará la cara de nuestro barrio”.

El alcalde Bravo contó que, apoyados con un dron, se analizó a la ciudad desde el aire y se detectaron los sitios críticos de desbordamientos, incluso observando los vestigios por donde el río se rebosó en El Niño 97 y que desde tierra no se aprecian a simple vista.

La limpieza de ríos y esteros se ha extendido a las parroquias del sector rural como La Avanzada, Torata, San Antonio, Bellamaría, Caluguro.

En el sector de Conchales, uno de los sitios identificados con el dron, se ha abierto un canal de 200 metros para desviar el río con el fin de que no entre a la ciudad y los inunde.

En varios tramos de las vías internas, que permiten movilizar la producción agrícola, se han colocado tubos de 1,08 metros de alto para que el agua pase con mayor facilidad.

En contexto

El Municipio tiene el proyecto de un baipás desde la vía a Machala que incluye un puente de 110 metros. El puente actual tiene 45 m y tapona el afluente. La idea es que el río Buenavista se desvíe hacia el mar y no pase por la ciudad. La obra cuesta USD 32 millones.

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