Un grupo de militares durante un operativo desarrollado en San Lorenzo, Esmeraldas. El cantón tiene 42 482 habitantes. Foto: EL COMERCIO
La consigna en San Lorenzo es mantener la discreción. En esta población fronteriza con Colombia, asentada en el norte de Esmeraldas, se han registrado hechos de violencia que asustan a los residentes.
Roberto (nombre protegido) vive a 300 metros del muelle. En las noches prefiere no salir y habla en voz baja por miedo a ser víctima de agresiones. Aún recuerda lo ocurrido el 16 de febrero pasado: tres albañiles fueron acribillados cuando regresaban de merendar, en Zona Franca, en el centro de San Lorenzo. Se presume que los desconocidos trataron de robarles y al negarse los asesinaron.
A los mismos armados se los investiga por otro crimen, reportado un día después dentro de un centro de diversión nocturno. Tres hombres murieron a tiros. “Fueron seis muertes violentas en solo dos días”, comenta Roberto.
Diego Pérez, fiscal provincial, señala que esos casos están en investigación. Según datos de la Fiscalía, en el 2013, San Lorenzo registró una tasa de homicidios de 92, 2 por cada 100 000 habitantes y es mayor a la de Putumayo (Sucumbíos) con 75,67.
No obstante, el Ministerio del Interior refiere que en los primeros seis meses del 2014 hubo “una reducción del -22% en el número de delitos de esta clase (…). Las muertes violentas ocurridas en el cantón esmeraldeño pasaron de 18 en el 2013 a 14 en este año”.
Pedro es otro morador que dice sentir miedo por lo que sucede en el puerto. Asegura que los controles y patrullajes deben fortalecerse en los barrios considerados peligrosos y en donde operan grupos delictivos.
Inteligencia militar señala que La Siate, La Magdalena, Las Marías y Zona Franca son zonas vulnerables a delitos. Allí, las muertes violentas se relacionan, sobre todo, por disputas de territorio entre redes dedicadas a la venta de droga, según los investigadores.
El 7 de julio, el policía Jorge Ronquillo fue apuñalado en el barrio La Siate. Las primeras indagaciones revelan que sospechosos trataron de robarle su arma de dotación.
A esto se suma el crimen de una extranjera dentro de un centro de diversión y la violación de una mujer de la tercera edad.
Frente a estos hechos, el lunes pasado la comunidad de San Lorenzo organizó una marcha por la paz. Unas 500 personas pidieron que los crímenes no terminen en la impunidad.
Una semana antes, la Fiscalía y los sectores encargados de la seguridad se reunieron en la localidad para planificar estrategias y mitigar los delitos. Una medida es reforzar los patrullajes militares.
La Policía y las Fuerzas Armadas han identificado grupos armados irregulares y redes narcodelictivas (Águilas Negras, FARC, Urabeños y Rastrojos) que operan en el cantón. Datos de Inteligencia revelan que estos se dedican al contrabando de combustible, la minería ilegal y el tráfico de drogas, explosivos, armas y personas. Y también al secuestro y a la extorsión.
En la línea de frontera, los militares han descubierto pasos ilegales por donde circula la gasolina. Se conoce que los contrabandistas de combustibles venden el producto a intermediarios de grupos irregulares. Por ejemplo, una caneca de 18 galones adquirida en Ecuador a USD 18 vale hasta USD 100 en el lado colombiano.
Los militares tienen la orden de reforzar los controles en la denominada “ruta de la droga”, que empieza en San Lorenzo y termina en Muisne, un cantón considerado como el centro de acopio de estupefacientes, según los uniformados.
Un exfiscal de San Lorenzo señala que el 30% de los asesinatos cometidos allí se han dado bajo la modalidad de sicariato. En el Comando de la Policía se indica que se han redoblado los operativos en los sectores considerados peligrosos.
Asimismo, se sumaron más policías y actualmente hay 137 en la zona. Operan con 17 patrulleros, 19 motocicletas y con una Unidad de Policía Comunitaria móvil para dar seguridad a los 42 482 habitantes del cantón, caracterizado por el comercio fronterizo entre Ecuador y Colombia.