“Hasta la vuelta…”. La despedida del papa Francisco dejó encendida la esperanza. Sus palabras elevaron la algarabía en medio de los fieles, quienes participaron con entusiasmo y devoción de la misa que duró una hora con 35 minutos, en la explanada adecuada junto al parque Los Samanes, la mañana de este lunes 6 de julio.
Durante la homilía, sus palabras fueron dirigidas a la familia para la cual, dijo, se espera un milagro. “Las bodas de Caná se repiten con cada generación, con cada familia, con cada uno de nosotros y en nuestros intentos que nuestro corazón logre asentarse en amores verdaderos, en amores profundos y alegres”, expresó.
La misa campal empezó a las 12:17. El paso acelerado del papamóvil alborotó a la multitud. Los estragos de la vigilia y la sofocación por el inclemente sol desaparecieron por unos minutos. El saludo y la bendición del Papa fueron la medicina y el aliento para quienes esperaron por horas, algunos incluso por días.
Aproximadamente 600 mil personas llegaron hasta el parque Los Samanes para la misa campal de este lunes 6 de julio. Foto: EL COMERCIO
Dátil Villavicencio llegó a las 03:00 desde una parroquia del noroeste de la ciudad. Durmió sobre un cartón, pero al final su espera valió la pena. “Solo quiero la bendición del Papa”.
José Sánchez Alvarado, en cambio, llegó acompañado por un bastón. En uno de los bloques delanteros aguardó, en una silla de ruedas que le facilitaron. “Tengo 92 años. Y aquí estoy, con la ayuda de Dios veré al Papa”.
Para los fieles, el sermón del Pontífice fue ameno y cercano, en busca de mejorar las relaciones familiares. “El mejor de los vinos está por venir”, dijo en alusión a la lectura bíblica escogida para la celebración litúrgica.
“El mejor de los vinos está por venir, aunque todas las variables y la estadística digan lo contrario. El mejor vino es la está en la esperanza. Está por venir a cada persona que se arriesga al amor. Y en la familia hay que arriesgarse al amor”.
Al final, pese al calor intenso, algunas familias aprovecharon el tiempo para tomarse fotos en el lugar. Algunos, que aún conservaban fuerzas, subieron hasta el templete para tener el recuerdo de esta visita especial.