Redacción Guayaquil
Nunca había visitado la playa. Descalzo frente al mar de San Lorenzo, en el cantón Salinas, el pequeño Andrés Moncayo sumergió lentamente su pie en el agua. Un poco dudoso decidió zambullirse. “Es la primera vez que veo el mar. Ya quiero probar los ceviches”.
Por tres días, Andrés disfrutó del sol junto a 38 compañeros del séptimo de básica de la escuela Brasil, de Gualaceo. Algunos, como Adrián Vizcaíno, aprovecharon para enterrarse en la arena caliente. Otros, como Paúl Gómez, prefirieron dar un paseo en bote.
Con el inicio de las vacaciones en la región Sierra, los turistas de Quito y Cuenca buscan el calor de la playa. Paola Villar disfrutó de unas vacaciones familiares en Chipipe, en Salinas. “Preferimos esta playa porque es limpia y hay muchas opciones de diversión”.
En esta época, conocida como la temporada baja, la lista de alternativas es variada. Julio Castillo, uno de los comerciantes de Salinas, cuenta que los visitantes pueden disfrutar desde paseos en la banana hasta un tour por la costa.
La temporada de ballenas es uno de los principales atractivos. Un montón de lanchas varadas en la arena esperan a los curiosos. “Salimos de la playa de Salinas, el recorrido dura entre una hora y tres horas. Cuesta USD 25 por persona”, explica el guía Danny Rugel, de la agencia AvistaTravel.
La Chocolatera marca el punto de partida. Desde ahí se puede ver a los cetáceos que aletean y danzan en su ritual de apareamiento. “Si el turista tiene suerte puede ver lobos marinos entre las piedras de la chocolatera y hasta piqueros patas azules en las boyas de alta mar”, cuenta Rugel.
Las embarcaciones de dos pisos tienen capacidad para 30 personas. En otras pueden entrar hasta 15. La cuencana Cecilia Pérez se aventuró a pasear por la costa. Durante una hora, cuenta que recorrió el mar en busca de las ballenas. “Es hermoso. Se las puede ver de cerca, saliendo del agua. También vimos algunas aves”.
Pero la lista de opciones no termina ahí. A más del tour de las ballenas hay recorridos en motos acuáticas por US 20, paseos por la bahía en USD 20, alquiler de botes a pedal en USD 5 y viajes en banana, a USD 2 por persona .
Las artesanías también tienen su espacio en la playa. Una tabla llena de colores es la vitrina ambulante de Félix De la Torre. Las conchas de nácar, los pedazos de tagua y los caracoles toman forma de collares, aretes, pulseras, anillos… “El cliente puede tener un juego completo desde USD 5 o llevarse un recuerdo pequeñito en centavos”, cuenta el artesano.
Los vestidos y pareos son la oferta de Narcisa Morán, artesana de la comuna Atahualpa. En sus manos exhibe más de diez modelos diferentes, todos de vistosos colores. “Los precios van desde USD 2 hasta USD 15 dólares los más elaborados”.
Las playas de la Ruta del Sol, a lo largo de la provincia de Santa Elena, también se llenan de parasoles en estos meses. Las más visitadas son San Pablo y Montañita.
Lea la noticia completa en la edición impresa de EL COMERCIO, sección Sociedad