Sacerdote del sábado

Si algo ha entendido este Régimen es que hay que darle opio a las masas; darle sus rituales, recitarle eslóganes que se repitan como letanías y se canten como aleluyas.

En este sentido, las emisiones sabatinas del sumo presidente son un puntal básico de la agenda gubernamental. La largura de los monólogos presidenciales es impresionante; ¿de cuánto se puede hablar en casi tres horas de transmisión?

Una de las ideas principales es reiterar machaconamente el mensaje de: “¡Este es el mejor Gobierno posible!”. Claro, para mandar semejante mensaje, con este Gobierno es evidente que necesiten de tres horas de emisión.

Lo prioritario es convencer a la gente, sin importar las manipulaciones de lenguaje y de hechos que tengan que hacerse; aun cuando el discurso sea completamente incoherente.

Un ejemplo de esto lo tenemos en la última cadena sabatina. El Presidente quería minimizar la repercusión del paro indígena sobre el país; puesto que, evidentemente, en tan buen Gobierno, no se dan paros multitudinarios, ni levantamientos significativos.

Fue la prensa corrupta, la prensa mercenaria, y ‘ciertos sectores’ los que, participando de esta conspiración latinoamericana inspirada por la CIA para desestabilizar al Régimen, habían malinformado al mundo acerca de la magnitud del paro. Correa señaló: “Si yo he tenido mensajes de migrantes: ‘Presidente reciba nuestro apoyo, porque el país esta incendiado’. ¿Incendiado? ¡No ha pasado nada! El levantamiento indígena fue un fracaso. Aceptamos el diálogo porque hubo la pérdida de una vida humana, eso es algo para nosotros invalorable, un costo demasiado alto, y aceptamos dialogar”.

Este discurso cambia completamente  minutos después, cuando ya no se trata de subrayar la calma del país y la estabilidad del Régimen, sino su apertura y flexibilidad. Aquí  emplea términos conciliadores como  ‘compañeritos indígenas’, y habla de: “Una reunión donde nosotros siempre propusimos el diálogo, … nosotros dialogamos con todos, todos los días. Y siempre las puertas del diálogo estuvieron abiertas con la Conaie”.

Vale revisar por Internet la emisión y ver el ilógico discurso que en un lapso de cinco minutos va desde ‘el Gobierno se vio forzado a dialogar’, hasta la apaciguadora postura de ‘siempre estar abierto al diálogo’.

Si además se toman en cuenta las digresiones donde él se pone a dar clases de moral acerca de por qué no se deben elegir reinas en colegios o lo equivocado que es uniformar a niños con ropa de estilo castrense, se vuelve evidente que más que meramente informar de las actividades a sus mandantes, se intenta adoctrinar a la gente. El objetivo: anular las mentes críticas que puedan oponerse a su Gobierno.

Suplementos digitales