Redacción Guayaquil
Desde que regresó de España, Manuel Mite no olvida dos cosas: su peculiar acento madrileño y festejar la tradicional “bajada de los Reyes”.
El ecuatoriano vivió 10 años en Madrid y retornó a Guayaquil hace dos. Cada 6 de enero, recuerda, la capital española se llena de color. “Los chavales esperan a los Reyes en las calles. Es una fiesta más grande que la Navidad”.
Pero a más de los sabios de Oriente de la tradición cristiana, uno de los principales protagonistas es la rosca de Reyes, típica de esta festividad española.
La favorita de Mite era la que preparaba una panadería ubicada a la salida del metro de Madrid. “Es un roscón grande, con nueces, pasas y caramelo”.
La mañana de ayer, mientras recorría el centro de Guayaquil, Mite aprovechó para visitar algunas panaderías. En las vitrinas resaltan roscas de todo tipo: con frutas confitadas, crema pastelera, rellenas de chocolate, con nueces…
En la cocina del hotel Unipark (Chile y Ballén), un olor dulzón se escapa por la puerta del horno. En los mesones unos 20 cocineros trabajaban para producir
3 000 roscas. Hoy, la meta del Unipark es preparar 5 000.
La mezcla de harina, huevo, azúcar, mantequilla y esencias da vueltas en las bandejas. Las manos del chef César Maldonado, jefe de cocina del Unipark, dan forma a la rosca.
“Por la migración, la tradición creció hace 10 años”.
En las vitrinas del Uni Deli, la rosca de Reyes resalta. Su precio es de USD 5. Rafael Triviño compró con tiempo la suya. “Me gusta compartirla en familia”, cuenta.
Entre briollos y enrollados, la rosca gana espacio en la estantería de la panadería California (Aguirre y Boyacá). Desde el lunes, el local vende 300 roscas.
Su administradora, Evelyn Guadalupe, dice que hay roscones para todo gusto. “Hay con manjar y de chocolate. Las grandes cuestan USD 5 y las chicas USD 3,50”.