Redacción Jóvenes
Un pantalón a cuadros o un vestido con rayas blancas y negras se ajustan a tus gustos… Pero si quieres que tu bebé se vista igual de alternativo que tú, existe una opción: Ping Pong.
Tela y agujas
Los precios de Ping Pong van desde USD 6 (los baberos) hasta USD 60 (los edredones). También ofrecen cobijas, vestidos, monos interiores, sacos, chompas con estampados de leopardo…
La ropa que ofrece Ping Pong es para niños de 0 a 2 años. Para encontrarlos en Facebook solo debes buscar PingPong. Su número de celular es 08 700 7735.Se trata de la propuesta ideada por Andrea Alfaro y Juan Rodríguez. Hace tres meses, ellos notaron que no existe ropa “moderna” para los más chiquitos.
Entonces se pusieron las pilas y Juan comenzó a dibujar los diseños. Él ya tenía experiencia haciendo ropa para los jóvenes, con su propia marca: Copo. Pero como su hermana se fue de viaje, las cosas con esa empresa se pausaron por una temporada.
Ahora, él y ‘Andre’ se concentran en su propia marca: Ping Pong. “Quisimos hacer algo que no caiga en lo típico para bebés, que sea como nos vestimos nosotros, que sea una nueva moda para ellos”, dice Juan.
La idea se le ocurrió a Andrea, cuando estaba embarazada de Lucas, su hijo. “Empecé a buscar ropa y no encontraba nada que me gustara, así que me tocó mandar a hacer todo, desde los pantalones hasta el corral”.
Luego de eso, ‘Andre’ conoció a Juan en Diablo Loco Tattoo, cuando fue para que le hagan un tatuaje con el rostro de Lucas, su bebé. “Le dije mi idea de la ropa y me apoyó”.
Lo primero que discutieron fueron los colores que usarían en la ropa. “La idea es que no solo existan los colores convencionales. Todavía en Quito se usan el rosado para las niñas y el azul pastel para los niños”, explica Andrea. Lo que ellos propusieron fue usar tonos más vivos, como el azul eléctrico o colores que sean más ‘under’ como el negro.
Esta ropa está dedicada sobre todo a los papás más jóvenes, que se sienten identificados con estilos alternativos de vestir.
Entre sus productos están los pantalones a cuadros, los vestidos de bailarinas, las chompas con cachos de diablito en la capucha, las cobijas con calaveritas, las camisetas con estampados similares a los tatuajes, entre otras cosas que están por sacar.
Dicen que en los tres meses que tiene la marca les ha ido bien. Hace dos semanas participaron en la feria de diseño independiente que se realizó en el Centro Cultural El Aguijón. Allí ofrecieron sus productos a propósito de la época navideña. Asistieron cientos de jóvenes en busca de nuevas opciones en ropa.
A Juan le toca la parte de la ilustración, mientras que Andrea se encarga de lidiar con los proveedores de telas y otros materiales. Los dos le pusieron el nombre a la marca para los bebés.
Una de las cosas complicadas de esto, dice Juan, es que la confección de ropa para bebés es más compleja porque los detalles son más pequeños.