Redacción Cuenca
Aún el sol no salía en Cuenca. Eran las 10:00 de ayer, y las familias comenzaron a ocupar con carpas las mejores áreas del parque El Paraíso. Un inmenso espacio cubierto de césped, rodeado de árboles, una laguna artificial y junto el majestuoso río Yanuncay.
En este feriado, las riberas de los ríos Tomebamba, Yanuncay, Machángara y Tarqui, que atraviesan la capital azuaya, son los sitios dispuestos por el Municipio de Cuenca para el “Carnaval en familia”.
En la ciudad, la fiesta se prendió la noche del viernes con el Festival de Luces de Carnaval. El espectáculo se realizó en el Barranco del Tomebamba, en la zona que divide a la ciudad antigua de la nueva, frente a unos 2 000 espectadores.
Juegos pirotécnicos en forma de animales ubicados en la margen izquierda del río y otros como aviones, que surcaban desde el puente de El Padrón, hasta el Del Centenario (a 500 metros) llenaron de luz el entorno. En medio, varios jóvenes se desplazaban en una danza aérea sobre el mismo afluente.
El espectáculo organizado por el Consejo Provincial del Azuay y la Cámara de Turismo duró unas dos horas. Ese fue el preámbulo a la amplia agenda de actividades que en estos días se desarrollan en Cuenca y los cantones vecinos de Paute, Gualaceo, Chordeleg y Sígsig.
En sitios turísticos de esos cantones hubo juegos, desfiles, gastronomía, danzas, elecciones de reinas del Carnaval… para todos los gustos y edades.
Por ejemplo, en las márgenes del río Tomebamba (sector del puente de la Empresa Eléctrica) los Iturralde Moscoso (14 personas) ayer no paraban de mojarse y rociarse harina.
Allí, al igual que en el Yanuncay (Tres Puentes) hubo danzas andinas, payasos, títeres, show de tambores, batucada y cantantes. La concurrencia de lugareños y turistas de ciudades y provincias vecinas fue alta.
Los Iturralde llegaron desde Machala para pasar con unos parientes cuencanos en esta ciudad. “Es un Carnaval diferente al que se vive en la Costa, más folclórico, vivencial, muy hermoso”, dijo Joel, el jefe del grupo.
En los portales de muchas viviendas de la zona de la feria libre, barrio Juan Pablo II, avenidas Loja, Primero de Mayo, entre otras, los jóvenes salieron a mojar a todo aquel que cruzaba.
Maritza Gómez con sus amigos Paúl Torres y Glenda Alcívar, todos de 20 años, se empaparon en una de las piletas de la av. Solano. El sol de media mañana abrigó a los bañistas. A esa hora decenas de familias avanzaban hacia el Jardín del Azuay – Gualaceo, donde cada año se realiza el más grande y multicolor desfile de Carnaval.