La quebrada pasa por el barrio La Quinta, en el noroeste de Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
La última vez que la avenida Monseñor Leonidas Proaño, situada en el norte de Riobamba, se transformó en un río fue en enero de este año. La creciente arrastró lodo y escombros, mientras que los electrodomésticos y muebles de más de una decena de familias se estropearon.
Dos meses después, los moradores de las cinco ciudadelas situadas en ese sector de la urbe temen que las lluvias, por causa del invierno y el fenómeno de El Niño que está en su fase de declinación, provoquen un nuevo colapso de la quebrada de Cunduana. 5 000 familias son afectadas frecuentemente.
El cierre de esta quebrada, que se inicia en la parte alta del cerro Cushcud, en la parroquia Licán, es el origen de las inundaciones en ese sector. En enero, una lluvia intensa que duró cerca de media hora bastó para que el agua se acumulara y causara los deslizamientos.
Esa no fue la primera vez que ha ocurrido algo similar. Según los moradores, seis inundaciones causaron afectaciones similares durante el 2015.
Carlos Alvear cuenta que su casa siempre termina convertida en un depósito de lodo después de cada inundación. Su cocina y refrigeradora tuvieron que ser reparadas dos veces ese año debido al agua y tierra que ingresó.
Que las lluvias le causen más pérdidas económicas no le preocupa tanto como las enfermedades que padece su familia cuando el agua se evapora y una capa de polvo fino se queda en el ambiente. “Nuestra situación es desesperante. Tenemos miedo de que este año las lluvias sean más fuertes y nos generen más problemas. Muchos vecinos han preferido vender sus propiedades y buscar viviendas en otros sitios”, añade Alvear.
La quebrada mide tres metros de ancho y un metro y medio de profundidad en el tramo inicial. Pero a medida que desciende por el cerro, su tamaño se reduce, hasta que se transforma en una especie de canaleta y luego se cierra en la carretera Panamericana Sur.
“La quebrada se transformó en endorreica (está cerrada y no tiene desfogue), por factores antrópicos. El problema más grande es que hace varios años el Ministerio de Transporte y el Gobierno Provincial cerraron la quebrada”, explica Jorge Hidalgo, director de la Unidad de Gestión de Riesgos del Cabildo riobambeño.
Según él, el problema se agravó con las construcciones de inmuebles en la zona intermedia, mientras que en la parte alta, en el sector de Corona Real, se construyó un estadio de fútbol y un subcentro de salud de atención pública.
Este sector es considerado riesgoso porque es proclive a deslizamientos de tierra, debido a la ubicación geográfica y a que la quebrada de Cunduana no tiene canales recolectores para las aguas de las lluvias. Además, es un asentamiento irregular y carente de planificación.
No es el único lugar con estas características. Según un estudio desarrollado en octubre del 2012 por el Municipio de Riobamba, hay otros 10 sitios de riesgo ubicados junto a quebradas que fueron rellenadas en forma antitécnica.
Según las normas municipales, las construcciones deben hacerse respetando un límite de siete metros desde el borde de las quebradas, pero en el cerro Cushcud, las casas están a menor distancia y otras, las que están en la parte baja, incluso están sobre la quebrada. Cuando el agua de la lluvia empieza a descender por la quebrada, la gente siente un ligero tremor en sus viviendas. Así lo describe Narcisa Vergara, habitante del barrio La Quinta, uno de los sitios en riesgo.
En este sector, que se formó hace unos 10 años, habitan cerca de 70 familias. Ellos adquirieron lotes de 200 metros cuadrados cada uno, a USD 3 500. Vergara cuenta que los habitantes del barrio se dedican a la comercialización de caramelos, legumbres, hortalizas y la mayoría son choferes de taxis, que compraron los lotes incentivados por las facilidades de pago que les ofreció el lotizador.
“Nunca nos imaginamos que nuestra situación aquí se iba a complicar tanto. Cuando compramos los terrenos nos dijeron que se iba a construir un canal colector, pero nos engañaron. Lo único que pedimos es que el Municipio nos ayude para evitar otro colapso en la quebrada”, dice María Clara Tene, otra moradora.
Una de las alternativas para solucionar el problema en la quebrada es la construcción de franjas de protección, presas filtrantes y piscinas de contención, pero este proceso de recuperación se realizará a largo plazo, debido a la gran magnitud del problema.
El Cabildo ya inició la construcción de franjas vegetativas en los bordes de la quebrada y una ordenanza que regulará las construcciones en los bordes ya se encuentra en proceso. “Antes de la intervención necesitamos contar con la ordenanza. Esperamos que hasta el mes próximo podamos tener esa legislación aprobada”, afirma Hidalgo.
En contexto
Generalmente, la ciudad de Riobamba no ha tenido problemas de inundaciones, sin embargo, las últimas lluvias han sido más fuertes de lo usual, las cuales han provocado el aumento del caudal de la quebrada Cunduana. Los daños más severos se presentaron durante el año pasado y a inicios del 2016.