Redacción EcuadorEl lodo, las piedras y los troncos fueron retirados de la calzada de la vía Alóag-Santo Domingo, pero el peligro persiste desde el km 32 hasta el 55.
En el km 32, cerca del recinto Silante, hoy dos retroexcavadoras de oruga destapaban una alcantarilla que quedó cubierta por el material pétreo que cayó de la montaña. Por esa razón, el agua aún cruza por encima del asfalto.
En los kilómetros 33 y 34, las toneladas de lodo que dejó el aluvión están arrumadas al talud. Por esa razón, en ese sector está habilitado un solo carril. Allí también se ejecutan los trabajos de ampliación de la carretera.
Eduardo Ávila, trabajador de la constructora Hidalgo &Hidalgo, es el encargado de ordenar el tránsito. Se ayuda de un rótulo para indicar que el paso está habilitado. “Cada cinco minutos permitimos que circulen los carros de subida. Luego, habilitamos la vía, por el mismo tiempo, para los que están de bajada”.
Él permanece en el lugar desde las 07:00 hasta las 18:00, todos los días. Pasada esa hora no hay quien organice la circulación. La neblina, el material pétreo acumulado a un costado de la vía y la maquinaria son un verdadero peligro para los conductores.
Los trabajadores de la empresa Hidalgo & Hidalgo aprovecharon hoy el sol de la mañana para reiniciar el asfaltado en el km 35.
Los usuarios de la carretera tuvieron dificultades para circular entre el kilómetro 32 y Tandapi (Km 50). En esta localidad, los vecinos retiraron las piedras y los palos que dejaron las crecidas de los ríos Tandapi y Pilatón.
Estos dos ríos se unen muy cerca de la población de Tandapi y forman el río Toachi. La unión de estos afluentes hace que la corriente cobre mayor fuerza. Por ello, en el km 51, el agua está carcomiendo la base de la vía Alóag-Santo Domingo. Ayer, la corriente pasaba a la altura de la cuneta.
Frente a la amenaza, un equipo de topógrafos de la Prefectura de Pichincha trabaja en ese sitio. Uno de los técnicos que pidió la reserva dijo que la única solución es excavar la montaña para ampliar el ancho de la vía.
En el km 35 también se ejecutan obras de prevención. En ese sitio, un grupo de obreros trabaja en el derrocamiento de una parte de la montaña. El tránsito está restringido a un solo carril y los vehículos pasan por turnos.
En este lugar permaneció estacionado por cinco minutos un furgón de la compañía Levapan del Ecuador. Su conductor es Luis Criollo, de 35 años.
Él circula por esta carretera tres veces por semana. “La vía en algunas partes esta bien ancha, aunque el peligro persiste en la parte de las curvas entre Alóag y Tandapi”. Se quejó porque hace falta señalización y control en los sitios más peligrosos. Otro usuario es el empresario Alfonso Villacís. Cuenta que cuando llega a Santo Domingo en la noche, prefiere quedarse a dormir en esa ciudad. “La carretera es muy peligrosa en la oscuridad y más aún ahora que está lloviendo y hay deslizamientos”.
Desde el km 55 hasta llegar a Santo Domingo (km 100), no hay problemas. Sin embargo, hoy se notó poca afluencia de automotores en esta carretera, que según datos del la Prefectura de Pichincha registra el paso de un promedio de 7 000 carros al día.
Los obreros y la maquinaria de la constructora Hidalgo & Hidalgo continuarán con los trabajos de limpieza. Además, un equipo está encargado de monitorear los deslaves a lo largo de la vía.