Las mascotas caminan sin collar y traílla. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
Los labradores Roco y Ana son dos perros que hasta junio pasado circulaban por Ciudad del Sol. Alguien dejó que pasaran al conjunto habitacional de San Antonio de Pichincha, en la av. Manuel Córdova Galarza. Les brindaban alimento, pero nadie les abrió las puertas de su casa ni se encargó de limpiar sus excrementos.
No son los únicos canes sin dueño de Quito. Tampoco los únicos perros del condominio que caminaban sin collar y traílla y cuyas heces quedaban al aire libre, en espacios comunitarios.
“Hey. ¿El perrito es tuyo?”, se lee en rótulos en amarillo ubicados entre flores y hierba en el conjunto. En la misma señalética se ve una flecha dirigiéndose a lo que parece ser excremento junto a la frase: “Esto también es tuyo. Sé un dueño responsable, recoge los desechos de tu perro”.
La tenencia irresponsable de mascotas afectó a este condominio, relata su presidente, Jaime de la Torre. Él recuerda que en el reglamento interno se indica que los perros no deben andar fuera de las viviendas sin collar y traílla. Los dueños tienen la obligación de recoger sus heces.
“Se convirtió en una ciudad de nadie, donde todos hacían lo que querían. El olor era terrible, no se podía caminar porque a cada paso había heces”, recuerda este morador. Por eso, los condóminos en asamblea general, realizada el 18 de abril, decidieron tomar una medida: perros encontrados sin dueño serían ubicados en una perrera, ubicada junto a la garita del guardia, en la entrada principal.
Eso se hizo famosos a Roco y Ana, los labradores, bautizados así por América Freire, una defensora de los animales, de la organización Patitas Callejeras. Ellos fueron los primeros y los únicos en ser ubicados en la perrera, como medida para presionar a los condóminos a responsabilizarse por estos canes que habían rescatado.
América Freire llevó a Roco a la Clínica Veterinaria Brasil. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
Los perros que en 48 horas no fueran reclamados iban a ser eutanasiados. Esto según el informe de los inspectores de Fauna Urbana de la Agencia Metropolitana de Control, que acudió a Ciudad del Sol, tras una denuncia. Esta afirmación es negada por el presidente, Jaime de la Torre. Dice que la dirigencia del condominio no conoce sobre formas de eutanasiar a un animal. Además señala que fue la opción para lograr que la gente hiciera conciencia y se responsabilizara.
Los inspectores llegaron y se llevaron a los perros. Y la historia se hizo conocida en el sector. La gente está usando collar y traílla. Aunque en un recorrido realizado por este Diario por el condominio aún se encontró heces de perro en el parque infantil y entre las áreas verdes.
Ivone Gutiérrez, una condómina, dice que no tiene perros por falta de tiempo para cuidarlos. Ella confirma que algunos vecinos no se responsabilizan por sus mascotas. “Esto era como caminar en la calle. Lo terrible es que por el calor de San Antonio, se produce mal olor rápidamente y las moscas se posan en los excrementos y luego esas moscas entran a las casas”.
El Presidente del conjunto cuenta que no es el único problema que enfrenta su administración. Contrataron un abogado para que les ayude a cobrar USD 40 000 por no pago de alícuotas. La cuota mensual es de USD 20, pero hay personas que deben hasta USD 2 000 y no quieren pagar.
America Freire acaricia a Roco. Él lame su rostro. Cuenta que una familia con casa grande y más animales, que vive en el sur, adoptó a Ana. Ambos perros fueron castrados por Urbanimal, del Municipio. Dice que a través de Facebook, la organización Patitas Callejeras recibió la denuncia sobre lo que pasaba con estos canes y la perrera en Ciudad del Sol. Dice que son veedores desde hace seis años y ayudan al Municipio.
El Cabildo les capacitó sobre la Ordenanza 048 sobre tenencia y protección de la fauna animal. No tienen sede, tiene una empresa de turista. Lleva 25 años como rescatistas de animales. Ella y su esposo fundaron la organización, pero hay siete más y unos 15 hogares temporales en Quito.
Roco ahora está en la Clínica Veterinaria Brasil. “Es un bello, le dejaron abandonado. Es lo típico en Quito, gente que se cambia de casa y los deja. En el conjunto es un pan de cada día. Sacamos varios perros de ese sector“.
América cuenta que su herida, por haber sido castrado, está algo infectada. Lo están cuidando, para bañarlo y arreglarlo, para que esté listo para la adopción.
“No es la forma de lograr que la gente se responsabilice de un animal. Está prohibido matar a un animal“, anota América, quien cuenta que la Comisaria de la Administración La Delicia les explicó que no podían tener un reglamento de ese tipo. “El comunicado que pasaron en el condominio decía que si el perro no es reclamado en 48 horas sería eutanasiado. En la zona incluso botan veneno. El problema es de tolerancia y educación.
Para vivir en un conjunto hay que convivir con normas, respetar el espacio público”.
Por eso se comprometió junto a la Agencia Metropolitana de Control hacer un censo para saber cuántos animales viven en Ciudad del Sol. También para con Urbanimal esterilizarlos. Y para dictar un taller sobre la Ordenanza vigente sobre fauna animal.