La pregunta de María Josefa Coronel (Los Desayunos de Teleamazonas), el miércoles a Ricardo Patiño fue directa: “Como Canciller, ¿cuál es su postura respecto a que un gobierno decida usar armas mortales para evitar desmanes en las protestas sociales?”. Patiño, tristemente, se dio las vueltas al responder.
Coronel se refería al decreto firmado por el Ministerio de Defensa de Venezuela, una suerte de guerra avisada a cualquier grupo opositor o social que proteste por la escasez, la inflación más alta de la región y el dólar que está fuera de control en las calles.
El Canciller, precisamente, prefirió hablar de ese contexto. Entonces, ratificó la tesis de Nicolás Maduro de que su país vive una guerra económica, producto de sectores interesados en acaparar víveres para desestabilizar ese país.
En medio de esa improvisada argumentación, dijo que cada país responde según las circunstancias que lo rodean.
Si no fuera porque al final de la entrevista, Patiño se reafirmó como un defensor de los derechos humanos, la protesta social y la opinión de las personas (principios que con la revolución ciudadana se han devaluado tanto), su argumento de las ‘circunstancias’ debía haber levantado un escándalo nacional. Como otra indulgencia, apuntó que sus declaraciones diplomáticas deben ser cuidadosas.
No es posible que los políticos, en aras de defender alianzas ideológicas, maquillen una postura que debiera ser altiva y soberana: la violencia no es tolerable bajo ninguna circunstancia y menos como una amenaza estatal hacia sus civiles, sean estos de cualquier color político.
Ayer, en Gamatv -canal incautado-, Patiño dijo, con mucho tino, que había que fortalecer los DD.HH. en Venezuela y evitar la violencia en las calles aupada por grupos de poder. Pero fue tajante al sugerir que los países del norte buscan desestabilizarla.
Las ambigüedades de Patiño dejan una pregunta en el aire: ¿Ecuador es un aliado de Venezuela o los aliados son Alianza País y el chavismo?