El petróleo ecuatoriano terminó el mes pasado alrededor de USD 40 por barril, casi la mitad de lo proyectado en el Presupuesto General del Estado para este año.
La probabilidad de que la situación petrolera cambie en el corto plazo es baja, por lo que las autoridades económicas preparan una revisión, obviamente a la baja, de la meta de crecimiento para el 2015, proyectada en el 4%.
Los agentes económicos están pensando en una desaceleración del crecimiento, no solo por la caída de los precios del petróleo, sino también por el paquete de medidas económicas que empezaron a regir a inicios de año: salvaguardias cambiarias a Perú y Colombia, mayores aranceles a centenares de productos, cupos a las importaciones de autos, recorte de la inversión y de los sueldos en el sector público, aumento de contribuciones, mayor presión tributaria, etc.
Un primer efecto de estas medidas será un aumento de precios, lo cual debiera reflejarse en la inflación de enero, que se conocerá esta semana.
Y otro efecto será una menor actividad económica, producto de los menores ingresos en la caja fiscal.
Los bancos calculan que el ingreso de menos dólares a la economía, influenciado también por la caída de las ventas de flores a Rusia y de banano al mercado europeo, se traducirá en una desaceleración de depósitos y los créditos.
A lo anterior se debe aumentar un grado de incertidumbre sobre cuánto financiamiento logrará conseguir el Gobierno este año.
Las empresas están a la espera de señales más claras del Régimen para ver qué hacen con sus planes de inversión.
Durante el primer mes del 2015, en medio de las medidas económicas, las empresas automotrices empezaron a ajustar sus presupuestos, otras volvieron a calcular sus costos con los nuevos aranceles o salvaguardias, y unas más dejaron de invertir hasta que el panorama se aclare.
El sector comercial se vio afectado y las industrias enfrentaron mayores costos a inicios de año, aunque esta situación pudiera atenuarse en las próximas semanas.
Pero lo cierto es que el 4% de crecimiento resulta muy optimista, debido a que las medidas económicas impactarán en el consumo de los hogares, la inversión, el gasto público y el comercio.