Darío Tapia, secretario de Movilidad Municipio de Quito, dio declaraciones a la prensa. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Una nueva reunión entre los taxistas no regularizados que operan en el sector de Carapungo y las autoridades del Municipio de Quito se realizará el 21 de marzo. En esa cita se estudiará si se presenta la posibilidad de iniciar un proceso de formalización. Hasta entonces, la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) continuará con los operativos de control.
En la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Carapungo dialogaron 10 dirigentes de los transportistas no regularizados y autoridades del Municipio de Quito y la AMT. Participaron Juan Zapata, secretario de Seguridad; Darío Tapia, secretario de Movilidad; Julio Puga, jefe de operaciones de la AMT; y Fausto Miranda, supervisor de la AMT.
Al final de la reunión, Tapia indicó que la solución “es seguir cumpliendo con la norma”. Él informó que la AMT continuará con los operativos para evitar la circulación de las unidades informales. Sin embargo, ofreció realizar estudios técnicos para determinar si se debe abrir un nuevo proceso de regularización del servicio. La información sobre estos estudios se entregará a los dirigentes de los transportistas el próximo de 21 de marzo. La reunión será a las 18:00 en la Secretaría de Movilidad del Municipio.
La mañana de este viernes, 12 de marzo, los transportistas cerraron la Panamericana Norte, a la altura de Carapungo. Son cerca de 300 conductores que piden la legalización de su trabajo. Realizan rutas desde Carcelén. En cada viaje llevan cuatro pasajeros y cada uno paga USD 1. Según los conductores que protagonizaron la protesta, cuando los retienen deben pagar hasta USD 1000 por la multa y el parqueadero.
Esta situación generó malestar a los habitantes de esta zona. Muchos tuvieron que desviarse y tomar rutas alternas para dirigirse hacia Quito; hubo casos de conductores que tomaron la Ruta Collas para llegar hasta el centro norte de Quito. En otros casos, se desviaron por la avenida Simón Bolívar. Mientras que los usuarios del sistema de transporte público debieron caminar hacia el Intercambiador de Carcelén para subir a otras unidades de transporte.