Los cinco técnicos y 20 obreros se emplean a fondo para corregir las humedades de la nave sur de San Francisco. Foto: Betty Beltrán/ EL COMERCIO.
El propósito era sanear la humedad de la nave sur de la iglesia de San Francisco, la que da al sector de las criptas. Para esto tuvieron que excavar en búsqueda de alguna posible fuga. Lo que encontraron fueron vestigios constructivos que datarían del siglo XVI, según expertos.
El hallazgo se realizó justo en el patio central del convento de San Carlos, ubicado en la esquina de la Bolívar y Cuenca. Los técnicos y trabajadores encontraron pisos de ladrillo pastelero, bóvedas, ductos de ventilación, chimeneas, arquerías y canales de agua.
Estos elementos son parte de la historia de la construcción de esta iglesia que comenzó a mediados del siglo XVI y terminó un siglo y medio después, aproximadamente.
Para verificar la antigüedad de estos hallazgos, se tomaron muestras del material para someterlo a estudios de laboratorio. El resultado se conocerá, según Dora Arízaga, directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), dentro de 15 días o tres semanas.
Sin embargo, uno de los técnicos adelantó que estos hallazgos generarán información de la forma como fue levantado este convento, uno de los más grandes de la ciudad.
Tras realizar la prospección se comprobó que la humedad extrema del muro divisorio entre la iglesia de San Francisco y el convento de San Carlos (nave sur del templo) se debía a que todos los canales y bajantes estaban destruidos, por ende afectaban a los muros de las criptas y al templo.
Sin embargo, asegura Patricio Chacón, técnico del IMP, el momento de hacer una prospección más profunda se encontraron “vestigios constructivos muy antiguos que parecerían ser una continuación de los talleres de la Escuela de Artes y Oficios San Andrés. Ese centro fue fundado por Fray Jodoco Rique, religioso franciscano, más o menos en 1550”. Pero, acota, mientras no se haga un estudio detallado no se puede aseverar nada.
Los vestigios se encontraron a tres y a cinco metros de profundidad del jardín del convento de San Carlos. Ahí, puntualiza Chacón, también se ubicaron unos ingresos que conectaban el convento con la iglesia, además dos muros que se encuentran tapiados.
El saneamiento de humedad del muro de la nave sur de San Francisco seguirá en proceso. En esa intervención laboran 20 obreros y 5 técnicos.
Tras esa remediación, aproximadamente en un mes, comenzarán los trabajos de conservación, menciona Ximena Carrión, administradora del contrato del IMP. Esas labores no se iniciaron conjuntamente con las de la nave norte porque el espacio y la capacidad de servicios de San Francisco están al tope.
Intervenir todos los frentes al mismo tiempo era muy complicado, pues la iglesia tiene un límite en su capacidad eléctrica y de espacio, admite Manuel Jiménez, contratista en área de retablos de la nave norte.
Un equipo de 44 personas
En este sitio laboran dos equipos: uno está encargado de todo lo que es retablos y el otro, de la pintura mural. Entre los dos suman 44 técnicos, todos profesionales en restauración de bienes culturales y patrimoniales. Trabajan desde las 08:00 hasta las 17:00.
Dentro de 15 días se terminará la restauración del retablo de San Antonio de Padua. La semana pasada concluyó la restauración del retablo del Señor de la Bofetada y está en proceso de restaurar el de San Martín de Porras y la Virgen de la Nube.
Los trabajos se iniciaron en octubre del 2014, con una inversión de USD 600 000.
De acuerdo con el cronograma, la conservación de los retablos se extenderá por siete meses más. Los técnicos que coordinan la intervención aseguran que estas obras ya salieron de la “crisis terminal”, pues se encontraban a punto de colapsar por su alto estado de deterioro en sus estructuras. Actualmente han salido a la luz sus policromías originales.
Los profesionales encargados de la intervención han encontrado tres períodos de decoración.