La discreta reina Sofía, piedra angular del reinado de Juan Carlos de España

reina Sofía

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La reina Sofía acompaña a Juan Carlos durante la ceremonia en la que el rey firmó la abdicación. Foto: AFP

Combinando prudencia y compasión, esta princesa griega educada en Alemania logró que los españoles olvidaran sus orígenes para considerarla simplemente como la “reina Sofía”, esposa discreta de Juan Carlos que tuvo un papel esencial en el reinado que ahora termina.

Casada con Juan Carlos de Borbón el 14 de mayo de 1962, Sofía de Grecia jugó un rol clave en los años anteriores a la llegada de su esposo al trono en 1975, tras la muerte del dictador Francisco Franco.

El dictador había permitido a la joven pareja vivir en el Palacio de la Zarzuela de Madrid y en 1969 eligió al príncipe como su futuro sucesor a las riendas del país.

“El apoyo de la reina es fundamental” en esos años, subraya Fermín Urbiola, autor de libros sobre la realeza española. “Gracias a su gran sentido de la realidad, fue ella quien les permitió convertirse en rey y reina” , afirma Abel Hernández, otro biógrafo.

Para acercarse a los españoles, Sofía, primogénita de los reyes Pablo I y Federica de Grecia, nacida el 2 de noviembre de 1938 en Atenas, aceptó hispanizar la ortografía de su nombre y se convirtió al catolicismo renunciando al cristianismo ortodoxo.

Siguiendo con la operación de seducción, mientras España caminaba hacia el final de la dictadura, la princesa daba a luz a la infanta Elena el 20 de diciembre de 1963, a la infanta Cristina el 13 de junio de 1965 y el 30 de enero de 1968 al príncipe Felipe.

Y pese a una aparente imagen de frialdad, fruto de una férrea disciplina, esta reina de alma sensible supo ganarse el afecto de los españoles siguiendo una divisa aprendida de su padre: “mi fuerza es el amor de mi pueblo”.

Su imagen llorando con los familiares de las 191 víctimas mortales de los atentados islamistas del 11 de marzo en Madrid o su tristeza durante los funerales de los soldados españoles muertos en un accidente en Turquía emocionó al país, al igual que lo divirtió su visita al vestuario de los jugadores de fútbol de la selección nacional, uno de ellos medio desnudo, en el mundial de Sudáfrica de 2010.

Imagen de la reina Sofía y el rey Juan Carlos en el Palacio Real de Atenas, en 1962. Foto: AFP

Una 'gran profesional'

Sofía ha dedicado en los últimos años buena parte de su tiempo a obras humanitarias y aunque, según los observadores, sus relaciones con Juan Carlos se enfriaron eso no le impide ejercer como una “gran profesional”, según las palabras de su propio esposo.

“La reina es la clave de esta familia, quien ha logrado mantener la cohesión” pese a las dificultades, encabezadas por el escándalo de corrupción que golpeó a su yerno, Iñaki Urdangarin, esposo de Cristina, afirma Hernández.

Sin embargo, rompiendo de forma sorprendente con su habitual discreción, Sofía atrajo las críticas en 2008 con unos controvertidos comentarios sobre el matrimonio homosexual, autorizado en España desde 2005.

Como su esposo, Sofía vivió una parte de su infancia en el exilio.

Tras tener que salir precipitadamente con sus padres de Grecia al estallido de la Segunda Guerra Mundial, una Sofía adolescente volvió a pisar suelo griego en 1946 después de pasar unos años en Egipto y en Sudáfrica. Más tarde completó su educación en el internado alemán de Schloss Salem.

De esta infancia conservó el gusto por los idiomas: además del griego y el español, la reina habla inglés, lengua que suele utilizar para hablar con sus hijos y sus nietos, italiano y alemán.

De regreso a Atenas, estudió puericultura, música y arqueología, su gran pasión.

“Mis padres mandaron hacer las alianzas de boda de unas monedas de oro de Alejandro Magno...¡Si yo me entero entonces de que se han fundido unas monedas de Alejandro Magno para hacer unos anillos, me pongo mala!”, había explicado a su biógrafa Pilar Urbano.

Aficionada a la navegación, integró incluso el equipo griego de vela, como suplente, en los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma.

Este gusto por el mar la acercó a Juan Carlos, otro apasionado de la navegación, al que conoció en 1954 durante un crucero organizado por sus padres para toda la realeza europea.

Sofía y Juan Carlos volverían a encontrarse en Londres en 1961 para la boda de los duques de Kent e iniciaron una relación que culminaría en una boda en Atenas, previa una atípica petición de mano.

“Cógelo”, le lanzó el príncipe Juan Carlos a su futura esposa, tirándole por el aire un anillo de compromiso en un hotel suizo, según relata la propia soberana en el libro “La Reina” de Urbano.

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