A partir del año 2007 en el Ecuador se inició un profundo cambio en la estructura del Estado. Luego de la Constituyente de Montecristi se han aprobado leyes que han cambiado el marco jurídico de manera radical. Tal es el caso de la nueva Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) que tiene como objetivo reformar la educación superior para formar profesionales académicamente bien capacitados en las diferentes áreas del conocimiento. Tomando como antecedente la casi nula investigación en los centros de educación superior, hoy el Estado asigna importantes sumas de dinero para fomentar la investigación científica.
En este sentido, el financiamiento de las operaciones universitarias no dependerá solamente de las asignaciones que el Estado les asigna y/o por los ingresos percibidos por los aranceles que cobran a sus estudiantes, sino que sus finanzas se verán reforzadas por los dineros que reciban para ejecutar proyectos de investigación. Así mismo, las universidades ecuatorianas, que están comprometidas en mejorar su excelencia académica, están en búsqueda de acreditaciones internacionales que les permitan forjar alianzas estratégicas con otros centros de educación superior alrededor del mundo para realizar intercambios de profesores y estudiantes, además de lograr reconocimiento internacional por sus fortalezas académicas.
Las universidades y escuelas politécnicas de acuerdo a la LOES serán divididas en dos grupos. Las que se dedicarán solamente a la docencia integrarán un grupo, y el otro estará conformado por institutos de educación superior que, además de la docencia, se dediquen a la investigación. Los centros de educación superior que han decidido adelantarse y formar parte del grupo de élite, están reforzando su plantilla de profesores investigadores y motivando a sus estudiantes egresados para que aporten al acervo investigativo. Lo que va a propiciar la nueva LOES es un cambio cualitativo de la educación superior, formando profesionales sólidamente capacitados para ejercer sus profesiones en beneficio de la sociedad.
Luego de la consulta que contempla entre una de sus preguntas el cambio de los jueces en la función Judicial, se hace propicia la siguiente pregunta: ¿Cambiará la justicia porque entren nuevos jueces? La respuesta franca y directa es: no. Los nuevos jueces fueron educados en las mismas universidades y en idénticas condiciones que los anteriores. Por lo cual, el verdadero cambio se dará cuando se cuente con profesionales con sólida preparación académica y altos estándares éticos y morales. Así se podrá dar un cambio profundo en las estructuras. Las leyes por sí solas no transforman una sociedad, son los ciudadanos los agentes del cambio.