Un recolector de basura duplica su costo en reparaciones

Hay recolectores a los que les falta el motor, la suspensión y otras piezas importantes. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.

Hay recolectores a los que les falta el motor, la suspensión y otras piezas importantes. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.

Hay recolectores a los que les falta el motor, la suspensión y otras piezas importantes. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.

Decenas de cables sueltos cuelgan de un lado del recolector. La caja donde se depositaba la basura no tiene sistema hidráulico ni pala de compresión, le faltan sensores y 20 piezas más. Junto a ese vehículo reposa otro que ni siquiera tiene motor. Le sacaron todo y no hay un solo registro de dónde fueron colocadas esas piezas.

Son 35 recolectores que están desahuciados y es probable que se les sumen seis más. Pese a haber requerido una inversión millonaria hoy no son más que chatarra.

El cementerio de los camiones que algún día sirvieron para recoger las 2 000 toneladas de basura que se generan al día en Quito está dividido. Una parte se encuentra en la mecánica de la av. Mariana de Jesús y el resto en un patio en Zámbiza.

El estado de los vehículos y el costo de su mantenimiento están en el ojo del huracán desde finales del 2017, cuando debido a problemas de recolección, Quito se llenó de basura.

Con el objetivo de enfrentar la emergencia, Emaseo optó por el arrendamiento de 40 vehículos por cuatro años a un costo de USD 49,9 millones, porque a decir de Juan Neira, gerente de la empresa, era la mejor opción. Sin embargo, el viernes (21 de julio del 2018) se conoció que la firma española Valoriza decidió apartarse del proceso de provisión de los 40 camiones por “la oposición violenta de las organizaciones sindicales de Emaseo, quienes se oponen a la renta”.

Desde que se dio a conocer el nuevo modelo de negocio, un grupo de trabajadores protagonizó manifestaciones de rechazo al arrendamiento por temor a perder sus empleos, pese a que parte del contrato consistía en que los obreros de Emaseo manejen la flota y le den mantenimiento. Además, según el sindicato, es más barato comprar que rentar.

Con documentos en mano, Segundo Hidalgo, secretario general del Comité de empresa Febrero 18 de Emaseo, muestra ofertas de casas comerciales con costos de entre USD 12,7 millones y USD 25 millones por la compra de esos 40 camiones.

La explicación, para Paúl Luzuriaga, coordinador general técnico de Emaseo, es simple: la compra no es el único gasto para que la maquinaria pueda operar. Se deben pagar los seguros, repuestos, combustible y, sobre todo, mantenimientos.

Por ejemplo, existen camiones que debido a su estado no valdrían más de USD 30 000, pero su costo de reparación sería de al menos USD 50 000.
Un camión de recolección de carga posterior puede costar USD 200 000, pero, según Luzuriaga, revisando las estadísticas financieras de los últimos ocho años, ese valor se llega a duplicar por costos de mantenimiento.

Hay camiones que después del segundo año de operación requirieron una inversión de USD 160 000 adicionales. Y otros que a los cuatro años necesitaron más de USD 250 000.

Según las normas técnicas de control interno de la empresa, si el costo de mantenimiento del camión supera el precio del vehículo, se lo debe dar de baja y comprar uno nuevo. Pero eso no ha pasado.

Las estadísticas muestran que una flota nueva se daña poco en los primeros seis meses, luego vienen daños importantes, pero a partir del primer año ya empiezan a tener problemas en cajas y motores y es necesario hacer reparaciones de fondo. Para el segundo año, el 20% de la flota ya presenta problemas severos. La principal causa de los daños es el mal uso que la gente da a los contenedores al arrojar escombros y desechos no permitidos.

Este año, la dirección de maquinaria tiene asignados USD 10 millones, es decir el 20% del presupuesto anual de la empresa que es USD 50 millones.
Precisamente, debido a costos de mantenimiento, para operar 40 recolectores se necesitan más de USD 14 millones por año, es decir casi USD 57 millones en cuatro años.

Eso es lo que hasta el momento invierte la empresa, y sin embargo, la operación es deficiente. De hecho, ese esquema desembocó en la actual crisis. Y esas cifras no incluyen los costos administrativos ni el lucro cesante por la falta del servicio.

Además, debido a la crisis, Emaseo debe desembolsar USD 1,2 millones al mes para contratar volquetas y personal extra para recolectar la basura.
Pero el problema no es solo ese gasto, sino el tiempo que los vehículos pasan en el taller. Debido a los daños, hay camiones que operan 30 días al año.

Traer los repuestos es complicado. El 20% se lo consigue en los proveedores de la ciudad de forma inmediata.El resto es importado y su arribo puede tardar entre 25 y 60 días. Cada recolector que no opera un día deja sin atender cuatro rutas  (4 000 personas) y no levanta 80 toneladas. Hay más de 40 camiones que no dan el servicio.

Wilson Álvarez, el nuevo encargado de la supervisión de talleres, no se cansa de enumerar las piezas faltantes en los vehículos. Justamente, otro de los problemas que se detectó es el manejo inadecuado de repuestos, órdenes de trabajo y reposición de partes.

Por eso el modo de renting (alquiler a lago plazo) era ideal, dice Luzuriaga. Así, la empresa privada se encargaría de controlar los procesos y evitar ese tipo de situaciones. La ampliación de talleres, colocación de cámaras, reestructuración del esquema cuestan USD 8 millones e iban a ser asumidos por la parte privada.

A decir de Luzuriaga, la auditoría de Contraloría maneja cifras preliminares sobre el perjuicio para la empresa y se habla de millones de dólares.

Para el concejal Pedro Freire, delegado ocasional como representante del Alcalde al Directorio de Emaseo, se deben hallar responsabilidades civiles, administrativas y penales. Y si hay glosa se deberá pagar.

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