Redacción CuencaApenas podía caminar. Bertha Andrade, de 82 años, llegó ayer por la mañana a la Gobernación de Azuay, con la ayuda de un bastón.Quería hablar con los miembros del Comité Ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Decirles que las joyas que empeñó en el Monte de Piedad eran su único patrimonio. Pero a las 09:00 se enteró que las autoridades no llegaron a Cuenca. La semana pasada, los afectados por el robo ocurrido en esa dependencia del IESS demandaron su presencia. El gobernador, Leonardo Berrezueta, organizó la cita.
245 kilos de oro se llevaron los delincuentes. El perjuicio por el robo de las joyas es de USD 2,6 millones.
Pero también se sorprendió ayer al constatar que los directivos no cumplieron con el compromiso adquirido el viernes. En la reunión de ayer estaba previsto analizar las opciones para compensar a los 3 680 cuencanos afectados por el robo.Al igual que Andrade, la mayoría pidió dos créditos o más por sus joyas. En total son 6 000 préstamos. Ella, por 260 gramos de oro en joyas, recibió USD 1 500 y los utilizó en medicinas. “Me quedé sin mi patrimonio que me sacaba de las necesidades”, dijo.Ayer, en las afueras de la Gobernación, unos 100 perjudicados esperaron molestos por 30 minutos. Luego marcharon al IESS. “Que salgan los ladrones” se escuchó entre la multitud. Los afectados trataron de ingresar a la entidad, que ayer abrió sus puertas . Iván Nivelo, de 75 años, tomó del brazo a María Rivera, de 82; y Sandra Guerra, de 38 (tenía un niño en brazos) y se dirigieron hacia la puerta. La gente los siguió. Siete policías que custodiaban el acceso cerraron la puerta enrollable y eso provocó la reacción de los perjudicados. Los adultos mayores golpearon la puerta e insultaron a los policías. “Entraremos todos. Vamos por nuestras joyas”, repetían. Más gente se unió a la protesta y se apostaron en otro acceso de ingreso. María Angelita Pérez, de 82 años, miró el forcejeo. En su mano tenía una copia del crédito recibido en el Monte de Piedad. Tiene cáncer y empeñó sus joyas (84 gramos) para cubrir una parte de su tratamiento. “Siento que esta pérdida acabará con mi vida más pronto que la enfermedad”.Cerca de las 11:00, el director provincial del IESS, Ramiro Ordóñez, salió para hablar con los perjudicados. Les dijo que “las autoridades nacionales no llegaron porque analizaban una propuesta que se ajuste a las normas legales y a los requerimientos económicos”.Puede ser otra burla, dijo con desconfianza Bertha Andrade, quien escuchaba a Ordóñez desde una banca de madera del parque aledaño al IESS. “Lo único que pido es que me devuelvan en dinero el costo real de mis joyas”. Rafael Navarrete, presidente de la organización Vigilantes de la Justicia, también llegó con una propuesta al Director. “Que el Seguro devuelva a los perjudicados prendas que están por rematar, por el mismo peso”. Con esto se busca que los ciudadanos y el Estado no sean perjudicados, dijo. Los perjudicados dieron un día de plazo a las autoridades del IESS para que den una respuesta. De lo contrario “habrá medidas de presión”, dijo el dirigente de los afectados, Pedro Izquierdo.Ayer por la tarde los directivos del Seguro Social se reunieron a puerta cerrada en el edificio Sarzuela, en el norte de Quito. Confirmaron que hoy viajarán a Cuenca y que la comisión estará encabezada por el director Ramiro González.