Reciclaje

Uno de los elementos característicos de la “revolución ciudadana”, a más de su pronunciado autoritarismo reaccionario, populismo, intolerancia, personalismo (o endiosamiento megalomaniaco) y poca transparencia en la gestión pública, ha sido la de reciclar de manera permanente a sus colaboradores.

En este sentido, en lugar de reclutar nuevos cuadros se ha tendido a reciclar y reubicar en otros puestos a los mismos colaboradores, muchos de ellos insignes representantes de la “partidocracia corrupta”. El término no es mío. Lo tomo prestado del léxico de Correa.

La lista es larga. Ricardo Patiño, Gustavo Jalkh, José Serrano, María Fernanda Espinosa, Homero Arellano, María de los Ángeles Duarte, entre otros.

Si analizamos con detenimiento, el criterio utilizado para la designación de funcionarios no es la aptitud o nivel de preparación, sino el grado de confianza o, stricto sensu, el nivel de vasallaje que estén dispuestos a asumir y demostrar con respecto del Presidente de la República. Si no se obedece bien, es decir, como dice el patrón, hay el peligro de escuchar todo tipo de vejámenes o ser obligado a dar un “paso al costado” para después no perderlo todo. Ese el costo de la dignidad y del usufructo de reducidos espacios de poder.

El nombramiento de Raúl Vallejo, ministro de Educación de los gobiernos de Rodrigo Borja, Alfredo Palacio y Rafael Correa, es un claro ejemplo de ello. Solo así puede entenderse que un escritor y un especialista en temas educativos sea el nuevo Embajador del Ecuador en Bogotá.

Solo así puede entenderse también que el ex secretario de Transparencia, Alfredo Vera, haya sido designado por el presidente Correa como flamante ministro del Interior. Otro reciclado de la vieja partidocracia. Conociendo el nivel de “amistad y consideración” que tiene su jefe con la prensa, el “cachito” Vera ha comenzado con pie derecho sus nuevas funciones. A pocas horas de su nombramiento, ha permitido que una unidad del GIR (grupo de la policía especializado en la lucha contra el crimen organizado) sea parte del operativo realizado en contra de la Revista Vanguardia. “Allanamiento e incautación” se convirtieron en asalto a mano armada. Un hecho aberrante y atentatorio de la libertad de prensa en el Ecuador.

La eficiencia y eficacia se prueban así. Con vasallaje y sumisión. No a través de indicadores de cumplimiento de políticas y planes sino de órdenes. Por ello, es comprensible que hayan permanecido en funciones varios colaboradores de Correa con resultados realmente lamentables en áreas de seguridad, economía y de lo social. La incapacidad se premia con otro cargo. Esa es la revolución ciudadana. Reciclaje acumulado de todas las taras de la política ecuatoriana.

Suplementos digitales