Redacción Sociedad
El estado de la capa de ozono y los niveles de intensidad de los rayos solares ultravioleta aún se mantienen dentro de los parámetros normales. Empero, los expertos alertan que igual los ecuatorianos deben tomar precauciones.
Óscar Lasso, físico del Observatorio Astronómico de la Escuela Politécnica Nacional, sostiene que la zona ecuatorial es una de las mayores fuentes de producción de ozono. “Esto ocurre por la mayor presencia de rayos solares, sobre todo ultravioleta, los cuales al chocar contra la atmósfera hacen que la molécula de oxígeno se desintegre en dos átomos. Estos, a su vez, se pegan nuevamente y si son tres átomos pasan a conformar una molécula de ozono”.
Pero por condiciones atmosféricas naturales, como las corrientes de viento y la rotación del planeta, este gas se desplaza hacia los polos, sin que eso signifique que la reducción de la capa de ozono en sitios como Ecuador llegue a niveles drásticos.
Esta capa de ozono sirve como una especie de filtro que ayuda a que no todos los rayos ultravioleta (UV), que el Sol irradia, pasen hacia la Tierra. A un grupo de estos rayos, conocidos por los expertos como UV-C, se los considera muy dañinos para el ser humano. Se les atribuye especialmente estar entre los principales causantes del cáncer de piel.
Lasso explica que sí hay intervalos en que se reduce la cantidad de ozono. Eso ocurre por efectos como la rotación de la Tierra, corrientes de viento y otros que hacen que el ozono se vaya hacia los polos del planeta.
En las últimas semanas, la Agencia Espacial Civil Ecuatoriana difundió informaciones de que la capa de ozono en la zona de Ecuador se debilita. Eso a su vez hace que los rayos UV superen el índice 20 (un indicador de medición de la intensidad).
Esto, sumado a los días con temperaturas sobre los 25°C que soportaron ciudades como Quito por el estiaje, causó preocupación entre la población.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir de 11 los niveles de intensidad de los rayos solares son extremos. Pero Lasso y Bladimir Ibarra, técnico de la Corpaire de Quito, coinciden en que en el país aún no son una constante esos índices extremos, sobre todo que superen el 20. Aunque hay días despejados en que se registran un índice de 16.
Francesco Zaratti, investigador de la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia), afirma que “el agujero de ozono (reducción de la capa de ozono) no afecta a la atmósfera en nuestra región andina.
El espesor de la misma fue y es estable durante los últimos años”. Dice que “la radiación ultravioleta tampoco se ha incrementado por efecto de la situación de la capa de ozono”.
Lasso advierte que cualquier información sobre las condiciones de la capa de ozono y los índices de los rayos ultravioleta en Ecuador no es definitiva. Sustente su argumento al asegurar que acá aún no se dispone de la experiencia científica para interpretar datos, aparte de los suficientes equipos para medirlos.
Según los especialistas, se necesita recopilar información al menos por un año para determinar con precisión los comportamientos. Pero, por ejemplo, el Observatorio de La Alameda y la Red de Monitoreo Atmosférico de Quito cuentan desde hace seis meses con sensores de alta tecnología, que miden parámetros como la radiación ultravioleta, temperatura, humedad…
Uno de estos multisensores está instalado en la parte alta de una de las torres del Observatorio de La Alameda, centro norte de Quito. Este, luego de captar las condiciones, envía la información a través de un sistema inalámbrico hacia tres receptores. Los datos son almacenados en un sistema computarizado.
Mientras chequea esas cifras, Lasso insiste que “tras recopilar la mayor cantidad de datos, hay que interpretarlos a través de ecuaciones matemáticas complejas que incluyen condiciones como la altitud del sitio que se mide y otros 40 parámetros como el rocío, el radio de la tierra…”.
Pero “eso no significa que debamos descuidarnos de protegernos de los rayos solares y de evitar seguir contaminando en detrimento de la estabilidad de la capa de ozono”. Ibarra sugiere que la gente no debe exponerse en forma prolongada a las radiaciones UV, considerando que en ciudades como Quito los riesgos son mayores por hallarse a 2 800 metros (a mayor altitud, mayor intensidad de rayos UV).
Los consejos
Cecilia Cañarte, de la Fundación de Psoriasis, y el oncólogo Carlos Torres aconsejan que se acostumbre el uso permanente de protectores solares en prevención a las secuelas de los rayos UV, como quemaduras y cáncer de piel.
La reducción de la capa de ozono se da por varias sustancias químicas producidas por la actividad humana, incluyendo a los clorofluorcarbonos, usados en refrigeración y aerosoles.