Desde 1976, la imagen de la Virgen de Quito domina el paisaje en la loma que los españoles nombraron como Panecillo, en el centro de la urbe. La estatua, construida por el artista español Agustín de la Herrán Matorral, es una réplica de la escultura de 30 centímetros creada en 1734 por el escultor quiteño Bernardo de Legarda.
La mujer alada que sostiene una cadena, la cual apresa a una serpiente que tiene bajo sus pies, es la representación de la Virgen a la cual se hace referencia en el libro del Apocalipsis.
Compuesta por 7 000 piezas, este monumento es una de las más grandes representaciones hechas de aluminio, en todo el mundo.