Testimonio. Vinicio Rodríguez.
El tráfico me afecta mucho. Antes yo hacía una hora de mi casa, en Guayllabamba, a mi trabajo, en Quito. Ahora son dos horas, cuatro al día. Además del desgaste del viaje, hay mucha pérdida de tiempo.
Eso cuando no hay problemas en la vía. Ahora están arreglando la carretera y eso alarga el viaje y hay más transporte pesado. El tiempo que podría pasar con mis hijos se va en viajes. Cuando salgo de la casa, prácticamente, no le veo a mi esposa y a mis hijos. Cuando llego en la noche, a veces les encuentro dormidos.
Además, los conductores no somos conscientes del tránsito y buscamos pasar a toda costa. No tenemos una real sensibilidad de lo que significa estar al mando de un carro. Se pierde la paciencia y nos volvemos bastante conflictivos y se generan peleas y hasta choques, producto de la irresponsabilidad nuestra.
Por la cantidad de carros, yo he optado por viajar en bus casi todos los días. En la mañana salgo con mi hermana, en su carro, y luego tomo bus. Regreso a mi casa también en ese medio. Prácticamente, ya no voy en mi vehículo, porque es un desgaste, te causa mal genio y pierdes tiempo.
Viajo más tranquilo, porque no manejo, pero ir en bus es más cansado, porque toma más tiempo. El transporte público está colapsado y no es bueno. Dejar mi vehículo me ha servido para estra más tranquilo.
Envíenos su testimonio: quito@elcomercio.com twitter:@transitouio