A dos horas de Quito, en el noroccidente de la provincia de Pichincha, en la parroquia rural de Nanegalito se ubica el pueblo de Tulipe. Ahí, el paisaje del bosque subtropical flanquea a la vía Calacalí-La Independencia.
En la ribera del cristalino río Tulipe, que separa a las parroquias Nanegalito y Gualea, se encuentra el Museo de Sitio de Tulipe.
A las 10:00 del pasado viernes, 39 estudiantes de primer año de bachillerato, del Instituto Superior Dillon, llegaron desde Quito a visitar el Museo de Sitio.
La visita fue organizada por las autoridades del plantel, después de conocer que el pasado 26 de octubre el proyecto arqueológico que se desarrolla en esa zona ganó el VII Premio Internacional Reina Sofía de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural en la categoría de Patrimonio Material
Flor Sánchez, guía nativa del sector, los recibió cordialmente y después de darles la bienvenida les invitó a recorrer las dos hectáreas que forman parte del museo.
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Hay dos etapas, la de difusión y la arqueológica. La primera está conformada por tres salas: la introductoria, en la que con maquetas en altorrelieve se muestra la ubicación exacta de la parroquia, el museo y el pueblo Yumbo. Frente a esa sala está la etnográfica. En esta se exhiben esculturas de los hombres y mujeres que vivieron en ese territorio desde 1860 y las principales actividades que realizaban, entre ellas la agricultura.
En la última sala, la museográfica, se puede conocer más acerca de las costumbres del pueblo Yumbo, sus fiestas y ceremonias funerarias.
María Emilia Toro, estudiante, se acercó a una escultura totalmente cubierta de musgo y hojas de penco y preguntó: ¿a quién representa esta figura?
Sánchez respondió que es la escultura de un Sacharuna, personaje encargado de dirigir la fiesta del 21 de marzo, día en el que se celebra el inicio del año agrícola en el calendario andino.
En el extremo norte de la sala hay la representación de la tumba de un yumbo.
La cultura Yumbo creía en la vida después de la muerte, y enterraba a sus difuntos con vasijas, herramientas, comida y joyas.
La parte posterior de la sala conduce a un frondoso sendero natural, en el que hay alrededor de 500 especies de flora, entre ellas bromelias, orquídeas, bijaos, sobralias, heliconias, anturios…
A esa hora el sol pegaba fuerte y el cálido clima hizo que los estudiantes secundarios se desprendieran de sus chompas y se colocaran gorras y gafas.
Carlos Báez tomaba fotografías de las llamativas orquídeas que flanquean el sendero. Desde la parte alta del camino, antes de atravesar un puente colgante de madera, hay una vista panorámica de las seis piscinas que forman parte del centro ceremonial.
Dos de ellas tienen forma rectangular, otras dos son de forma semicircular y una tiene la forma de un jaguar.
Sánchez explica que los Yumbos tenían dioses estelares, como el Sol y la Luna y dioses terrenales, como el jaguar.
Los yumbos llenaban las piscinas de agua hasta una altura de 70 centímetros. Al reflejarse la luna y las estrellas, el sitio era usado como un observatorio astronómico.
La última piscina está ubicada a 1 kilómetro de las cinco. Es la más grande y tiene forma circular. Alrededor de ella hay varios postes ornamentales de luz. Ahí se realizaban ceremonias de purificación y los sabios impartían sus conocimientos.
Los primeros estudios se realizaron en 1979, estuvo a cargo el Banco Central del Ecuador hasta 1984. En ese tiempo Juan Quinga, morador de la zona, vivía en una casa ubicada en la parte delantera del el museo.
Él y su esposa María Bocai llegaron en 1952 a Tulipe, en busca de trabajo en la agricultura. Quinga se dedicó durante siete años a la recolección de caña. Comenta que cada carga tenía un valor de ocho sucres. En el patio de su casa se localiza una de las piscinas.
A 70 km de Quito
Las piscinas de Tulipe están ubicadas a 1 450 metros sobre el nivel del mar y a 70 km de Quito.
El premio Reina Sofía no es el primer premio que gana Tulipe. Hace dos años recibió el premio Gubbio, que da la Asociación de Centros Históricos de Italia.
El museo abre de miércoles a domingo de 09:00 a 17:30. La entrada cuesta USD 5 para adultos y USD 1 para niños y estudiantes.
En el sitio se encontró evidencia de los antiguos pobladores yumbos y vestigios arquitectónicos de los Incas.