‘La tasa delictiva es alta en Quito’

Lourdes Rodríguez, secretaria de Seguridad del Municipio de Quito, asegura que el delito se está enraizando en 10 zonas y que la tasa de asaltos es alta.

En la víspera de la Nochebuena le asaltaron al alcalde Augusto Barrera ingresando a su domicilio. La semana pasada, el ex canciller Fander Falconí fue víctima de un secuestro exprés. Si a ellos les asaltan, ¿qué puede esperar el ciudadano común y corriente?Los dos no son casos extraordinarios. Fander Falconí es como cualquier ciudadano común y corriente, no es funcionario público ni tampoco tiene seguridad privada. En el momento del asalto, el Alcalde estaba sin seguridad. Esta explicación, de ninguna manera pretende ocultar el problema de inseguridad en la ciudad. Hay una situación de inseguridad muy extendida. En cada familia hay, por lo menos, una persona que ha sido víctima de la delincuencia.

La tasa de homicidios se incrementó el año pasado en Quito. Subió de 10,5 a 13,06 muertos por 100 000 habitantes, con relación al 2009. ¿Todos los ciudadanos deben andar con seguridad privada, para evitar ser presas de la delincuencia?

No necesariamente, para eso está la Policía, como instancia de seguridad del Estado. Lo que quiero decir es que hay personas que deben tener un trato especial en el tema seguridad. La tasa de homicidios de Quito es menor que el promedio nacional (17). El 39% de esas muertes se debe a riñas o peleas que terminan en asesinatos. El problema de fondo es que hemos detectado procesos delictivos que, peligrosamente, se están enraizando en los barrios de la ciudad.

¿A qué procesos delictivos se refiere?

Sabemos que en unas 10 zonas de Quito, la venta de droga se inició en una casa y se proyecta a extenderse en el vecindario. Luego, puede ocurrir lo mismo que en Medellín o que en las favelas de Brasil: se formaron redes que involucraron a otro tipo de negocios y esas redes se tomaron la cuadra, la manzana, el barrio y ya ni siquiera la Policía puede ingresar. Si ahora no desarticulamos a esas organizaciones, después será tarde.

No es nada nuevo saber que hay que tomar acciones urgentes, pero una de las críticas al Municipio es que no ha liderado iniciativas para combatir a la delincuencia en la ciudad.

Nosotros no tenemos todos los instrumentos para el combate. El asunto tiene que ver con la Policía, con la Justicia y con las labores de Inteligencia. Sí faltó ese liderazgo, pero para este año, es decisión del Alcalde ejercer una mayor presencia y acentuar ese liderazgo. También hay que trabajar mucho en cuestiones de empleo, solidaridad, tolerancia y buena vecindad.

¿Ya tienen pensado cómo lo van a hacer?, porque da la impresión de que mientras el delito crece aceleradamente, la reacción oficial es, en comparación, lenta.

Hemos definido algunas cosas. Hay que reforzar las actividades de control para exigir que los dueños de discotecas, bares y ‘nigth clubs’ respeten las normas. Estos negocios no pueden estar en zonas residenciales. Además, atacaremos a las cachinerías y desde esta semana aplicaremos un protocolo de seguridad en el transporte público municipal. Adicionalmente, estamos acordando con las operadoras una estrategia para frenar el robo de celulares.

¿Y desde el ciudadano?Así como la delincuencia se puede tomar los barrios, la ciudadanía también puede hacerlo. Creemos que la acción ciudadana solidaria es un escudo fuerte. Lo primero es conocer cómo autoprotegernos y luego promover redes de autoprotección, como las alarmas comunitarias.

La tasa de denuncias de asaltos a personas también subió en el 2010 de 318 a 380 por cada 100 000 habitantes, con relación al 2009. Indudablemente, la ciudad es más insegura.

La tasa de denuncias por robos es alta en Quito. La inseguridad junto a la movilidad son los principales problemas que afronta la ciudad y es por el robo de celulares. Ese aparato es el que más se roba en las calles, por eso es urgente aplicar un plan, a través de bloqueos, para en algún momento lograr que la sustracción de celulares ya no sea rentable para los delincuentes. El 17% de robos tiene que ver con los teléfonos y el 21%, con dinero. Además, hay bandas organizadas que tienen que ver con el tráfico de drogas y el sicariato.

Ahora da miedo caminar por las calles de Quito. ¿Usted siente ese temor?

Sí tengo esa sensación. Cuando llego a la casa tengo que fijarme bien quién está en la calle. En la ciudad estamos teniendo unas tasas altas de delincuencia. La Policía está trabajando con mucha intensidad para combatir esa realidad. Se debe reforzar el trabajo de las unidades de justicia. El sistema de justicia se ha quedado corto frente al problema ciudadano.

Los homicidios son cada vez más espeluznantes en la ciudad. Solo un ejemplo, el caso de presunto sicariato en Carcelén, registrado la semana pasada.

En delitos específicos, especialmente en lo que tiene que ver con temas de narcotráfico o sicariato es mayor la presencia de los extranjeros. Además, hay redes que son de nacionalidades específicas. En lo que se refiere a delincuencia común es menor la incidencia de los extranjeros, hablamos de un 3% de los procesados. Hay que acabar con esas redes que están dedicadas a los delitos duros.

¿El Municipio va a descargar gran parte de su capacidad en el combate a la delincuencia?

Vamos a asentar el liderazgo para buscar una ciudad más segura. También nos preocupa que los accidentes de tránsito sigan siendo la mayor causa de muerte en la ciudad. En Quito, la tasa de mortalidad por cada 100 000 habitantes es del 17,89%. Disminuyó con relación al 2009, pero no deja de ser preocupante. La propuesta es un plan de seguridad vial.

Hace pocos días, el presidente Rafael Correa dijo en Guayaquil que se dejaran robar porque es preferible perder el dinero a perder la vida. ¿Qué opina?

No sé en qué contexto lo dijo, pero no debemos someternos a la delincuencia. Es mejorar organizarnos y mejorar las redes de solidaridad.

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