Carmen Endara, ayer, se levantó más temprano. A las 07:00 salió de su casa ubicada en el sector de Solanda, en el sur Quito. Su intención era llegar temprano a la zona de los juzgados, entre la Asamblea Nacional y la Alameda.
Comenta que hace una semana perdió su cartera en la cual guardaba su licencia. Por esa razón, se dio tiempo para realizar el trámite y obtener el documento. Su hijo Víctor Cueva la acompañó .A las 07:45 llegaron a la calle Piedrahíta (frente a la Asamblea) y no encontraron un lugar para parquear su automóvil plateado. Los sitios destinados para el estacionamiento estaban ocupados. En algunos, en vez de vehículos había sillas, cajones de madera y baldes con agua.
Una pareja explicó a Cueva que no podía retirar los obstáculos, porque esos espacios estaban guardados para sus clientes.
“No es posible que en una zona donde hay mucha presencia policial, no se frene este tipo de abusos en el espacio público”.
Unos 200 metros más adelante, en la calle Clemente Ponce, había más espacios libres, pero tampoco se los podía ocupar. Allí, los dueños de los restaurantes guardan los parqueaderos para sus clientes. Así lo reconoció la dueña de uno de esos negocios, que prefirió la reserva.
Luis Morales tiene un local de celulares en la misma calle. Él rechaza que los propietarios de los restaurantes abusen, todos los días, del espacio público.
El viernes pasado, la Policía Nacional realizó un operativo para controlar la apropiación indebida y el mal uso de este espacio. El operativo se realizó desde las 16:00 hasta las 20:00.
Según un Mayor de Policía, que solicitó la reserva de su nombre, está prohibido que las personas coloquen cajas, sillas y baldes en la calzada para impedir que otros ciudadanos utilicen los estacionamientos en la vía.
“En los operativos semanales que realizamos, se decomisan los objetos que bloquean el espacio público. Además, se les entrega una citación para que acudan a la Comisaría Municipal”.
Cueva prefirió alquilar un parqueadero privado para evitar enfrentamientos con quienes se apropian de los estacionamientos en las calles.
Enrique Chávez también buscaba un lugar para estacionar su carro. Necesitaba presentar la denuncia por la pérdida de su cédula, en uno de los Juzgados.
Parqueó su vehículo en un paso cebra de la Calle Piedrahíta. A las 08:30, un trabajador de la Empresa Metropolitana de Movilidad (Epmmop) se percató de la infracción y llegó con la grúa para llevarse el carro.
Chávez llegó a tiempo y logró evitar la multa. Una vez que las llantas topan la base de la plataforma de la grúa, el dueño del carro debe pagar USD 120.
A pesar de que los trabajadores municipales que iban en la grúa controlaban a los mal parqueados, no impedían que se colocaran baldes, sillas y cajas de madera en la calzada.
Según la Epmmop, los funcionarios de la Unidad de Fiscalización de la Gerencia de Gestión de la Movilidad, en coordinación con la Policía de Tránsito y la Policía Metropolitana son los encargados del control y del retiro de los obstáculos.
Wagner Echeverría, de la Epmmop, aseguró que el control es permanente. “Hay que considerar que la pobreza obliga a algunas personas a guardar el estacionamiento a cambio de dinero”.
La Epmmop planifica la implementación del sistema de parqueo Zona Azul en el sector de la Asamblea. Está previsto que genere 1 471 nuevos estacionamientos y evitará la apropiación indebida del espacio público.
Seis horas después, Carmen Endara terminó sus trámites y pagó USD 7,50 por el parqueadero. “Es mucho dinero”.