Entre San Blas y El Dorado hay dos sitios para admirar la urbe

Desde el mirador de la calle Valparaíso, la Plaza Belmonte, la Basílica del Voto Nacional, la iglesia de San Francisco y el casco colonial se pueden admirar en todo su esplendor.Para llegar hasta ahí basta con animarse y recorrer el sendero de gradas de piedra que empieza en la plaza de San Blas y asciende hasta el Itchimbía.

En el amplio camino de subida hay barandas blancas de metal y en las intersecciones hay tiendas para comprar agua o comida.

El domingo, Mariano Lomas y Sonia Fabara decidieron practicar un poco de ejercicio. Llegaron a la plaza de San Blas a las 11:00. Luego de tomar algunas fotos, subieron por el camino. Después de cinco minutos llegaron a la calle Valparaíso.

En ese lugar hay un mirador desde el cual se ven todos los templos y plazas del Centro y la cordillera occidental.

Ese día hubo un intenso sol y el cielo azul contrastaba con el verde de las montañas.

La Cima de la Libertad, en el fondo, y la Virgen del Panecillo a un costado resaltaban en el despejado horizonte.

El piso es de adoquines rojos, verdes y plomos. Hay árboles y bancas de metal. Fabara aprovechó y se sentó durante unos minutos. “Qué linda vista de Quito”, expresó, mientras se hidrataba.

Gloria Echeverría también llegó junto con su hijo Matías, de 7 años, quien chupaba un helado de hielo. Ella vive por el sector y aprovechó el buen día para dar un paseo. “Hay que disfrutar del sol”, dijo con una sonrisa.

Luego de relajarse, Lomas y Fabara continuaron su recorrido.

A las 11:15 llegaron hasta la calle Manuel Samaniego. En el fondo de la vía hay un mirador de 30 metros. Este es otro punto para admirar la ciudad.

Lomas se arrimó sobre una baranda para disfrutar del paisaje. Desde este punto, además del Centro Histórico, también se ve el sur de la ciudad. El sonido de un auto interrumpió la tranquilidad del sitio. El conductor era Danny Dávalos y estaba acompañado de un grupo de amigos de Manabí. “Los traje hasta acá para que admiren la ciudad”, confesó.

Marina Veintimilla, una de las turistas, se admiró al ver el casco colonial. A ella le llamó la atención la Plaza Belmonte y la Basílica. “Bacán este lugar”, afirmó.

La calle Samaniego también es conocida porque ahí funcionan cafeterías, donde se puede disfrutar de una bebida y del paisaje urbano colonial.

A las 11:45, Lomas y Fabara empezaron a bajar de nuevo hacia San Blas para ir a su casa.

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