Salomé Reyes era odontopediatra. Realizó sus estudios en la Universidad San Francisco de Quito. A sus 33 años participaba activamente de competencias ciclísticas de ruta y de montaña. El sábado murió atropellada por un bus, mientras cicleaba, en Cumbayá.
La última competencia en la cual participó fue la carrera El Rey de la Montaña, que se realizó el pasado 1 de abril. Recorrió 23,2 kilómetros y salió desde la Reserva Ecológica Antisana.
Precisamente, en ese punto de salida fue donde, por última vez, su amiga Alexandra Velasco se encontró con ella. Ambas se desearon suerte y empezaron a pedalear. “Me miró y me dijo, que gane la mejor”.
Su amistad empezó hace un año. Ellas solían encontrarse en la ruta de El Chaquiñán, en Tumbaco, cuando se entrenaban en sus bicicletas.
“Siempre estaba impecable, su ropa y su bici combinaban, Era muy dedicada y perseverante”, recuerda Velasco.
Salomé se caracterizaba por el ‘ñeque’ (constancia) que ponía en sus prácticas. Se alistaba para participar en la Vuelta a la República. Era su sueño y para cumplirlo se entrenaba tres veces por semana. La última vez que lo hizo fue el pasado sábado. Ella junto con los integrantes del equipo de carreras de Trek my bike, se encontraron en la gasolinera de Tumbaco, para empezar la práctica. Eran las 09:00.
André Jaramillo la recuerda por su afición por el color rosado. “Ese día vestía una licra negra, zapatos de ciclismo plateados, una chompa rompevientos gris y un casco rosado. “El rosa era su color favorito. Por eso, en el grupo la bautizamos como Paris Hilton”, recuerda Jaramillo.
El rosa, a más de reflejarse en su ropa, también era visible en sus dos bicicletas, a quienes las llamaba princesas. Los aros de las llantas de su bici de ruta (la que más usaba) eran de ese color, al igual que el asiento.
En su página de Facebook, Salomé Reyes se registró como Salo. Sus amigos la describen como una persona tranquila y solidaria. “Cuando íbamos a El Chaquiñán me traía en su auto hasta Quito”. Sus medios de transporte preferidos eran las bicicletas: una montañera y una de ruta.
Su ciclista favorito era Andy Schleck, de Luxemburgo”, rememora Velasco.
Hace un mes, la revista Vida Activa publicó un reportaje sobre las mujeres ciclistas. Una de las escogidas fue Salomé. Ahí se la describe como una persona que se emociona más por comprarse unos nuevos pedales, que una cartera.
Ella estaba más al tanto que nadie de los nuevos modelos de bicis, sus colores y estilos. Sabía de competencias, de tiempos, de rutas, de nuevos desafíos. Vivían el ciclismo con verdadera pasión.
Quienes la conocía sabían que no podía dejar de lado su afición por la bicicleta. Pese a que empezó a pedalear hace tres años (se lesionó trotando y comenzó a hacer cycling), este deporte se ha convertido en una parte esencial de su vida. Comenzó con una montañera y al año se compró la rutera. En una de sus últimas entrevistas dijo que prefería los entrenamientos a las farras.
Su amiga Cristina Ávila la recuerda como una mujer alegre y con ganas de superarse a sí mismo. Se conocieron en el prekínder del Colegio Americano, donde terminaron sus estudios secundarios. En la Universidad San Francisco, Salomé ingresó a la facultad de Odontología y Ávila a la de Administración de Empresas.
Ambas compartían la pasión por el ciclismo. “Salo decía que cuando estaba en ruta prefería la bici de ruta y cuando estaba en la montaña, la bici de montaña”.
Salían a ciclear los fines de semana, sin importar el clima.
Biografía
Nació el 12 de abril de 1979, en Quito.
Estudio en el Colegio Americano. Se graduó en Químico Biólogo.
Sus estudios universitarios los realizó en la Universidad San Francisco de Quito. Ahí obtuvo el título de odontóloga pediatra.