Silvio Sánchez, de 68 años, volvió a las aulas luego de casi 30 años para seguir un curso de preparación de conductores profesionales.
Él es parte de la primera promoción capacitada en una institución de nivel superior. En la escuela de conducción de la Universidad San Francisco, se prepararon 764 conductores profesionales. El día de su incorporación Sánchez estaba emocionado, su voz era temblorosa y sus ojos llegaron a humedecerse.
Sánchez superó los comentarios de sus compañeros y terminó el curso. Necesitaba la licencia profesional para trabajar. “Me decían que para qué estudio si ya estoy viejo”. Él demostró que la edad no es una limitante.
Desde hace 10 años trabaja como taxista ejecutivo. Él tenía la licencia sportman y la Ley de Tránsito establece que para conducir un vehículo de servicio público se requiere la licencia profesional, tipo C. “Me sentía intranquilo, por no tener este requisito, pero ahora me siento realizado”.
Durante los siete meses de estudios, recibió el apoyo de su familia. Por las tardes tuvo que dejar de trabajar para ir a estudiar.
En febrero pasado, el Cabildo entregó la calificación de auto taxi a 4 232 personas que cumplieron con los requisitos establecidos dentro de las bases del proceso de regularización. Antes de entregar el permiso de operación, los conductores que recibieron la calificación deberán obtener la licencia profesional.
Los incentivos también fueron parte de los cursos estrenados en este instituto superior. Fernando Navarrete, de 32 años, empleado privado, obtuvo un promedio de 20 sobre 20. El curso le costó USD 950, pero cuando se abra otro nivel, podrá inscribirse sin pagar ningún valor.
Navarrete entró a estudiar para obtener la licencia tipo C. Su objetivo es formar su propia empresa distribuidora de gas. “Podré compartir más tiempo con mi familia y conseguiré mejores ingresos económicos”. Este es el primer paso, porque para conducir ese tipo de camiones debe poseer la licencia especial, tipo E.
El tiempo que duró el curso tuvo que distanciarse de su familia. Salía de la casa a las 06:30 y llegaba a las 22:30. En las noches hacía los deberes y los fines de semana tenía prácticas.
Norma Moreno, de 38 años, consiguió también una beca. Ella trabaja en una unidad de transporte escolar de la Unidad Educativa Municipal Bicentenario. También tuvo que ajustar sus horarios y actividades.
A las 04:30 se levantaba a preparar el almuerzo, arreglaba a sus hijos para que vayan a la escuela y salía a cumplir con el recorrido. Luego salía hacía Cumbayá para estudiar y al mediodía regresaba para el recorrido, a la salida de clases. “Fue muy difícil, pero mi familia me apoyó”.
La aspiración de Moreno es formar su propia compañía de turismo para realizar viajes con extranjeros. “Nosotros tenemos una propiedad cerca del volcán Cotopaxi y me gustaría que los turistas conozcan el lugar”.
El director de San Francisco Auto Club, Luis Rodríguez, mencionó que se siente satisfecho con el resultado del primer curso de capacitación. “No solo se capacitó a chóferes, también se trabajó en la formación de seres humanos”.
La formación
La Ley de Tránsito faculta a las escuelas de conducción, institutos técnicos, escuelas politécnicas y universidades, la capacitación de choferes.
Los centros de formación deben estar autorizados por la Secretaría Nacional de Educación Superior.
El certificado o título de aprobación del curso de conducción constituye un requisito previo a la obtención de la licencia.
El tiempo de estudios depende del tipo de licencia.