En otro sitio de la ciudad. En la avenida 6 de Diciembre y Wilson está el bar Lujuria. Ahí el ritmo que prima de lunes a jueves es el rock clásico. “Los viernes y sábados ponemos algo más extremo como el hard core y el gótico”, dice Fernando Oña, dueño del lugar. Para él, el rock expresa rebeldía, inconformidad, protesta y denuncia. Al preguntarle cómo incursionó en el mundo del rock, llama la atención escuchar que su primera influencia fue el cantautor chileno Víctor Jara. “En sus canciones de contenido social se escucha la guitarra eléctrica. Eso me gustó”.
En su brazo derecho tiene tatuado lo que él llama el símbolo de los roqueros. Una mano con los dedos índice y meñique levantados. Las bandas que nunca faltan en el repertorio del bar son Black Sabbath, Queen, Deep Purple, Blue Cheer, The Rolling Stones American Tour.
Alberto Moreno tararea el tema Stone Cold Crazy, de Queen para él, esa canción fue la primera en el género thrash metal.
Quienes entran en el bar saludan a Moreno y a quienes están en las otras mesas. “Aquí todos nos conocemos. Los roqueros somos una familia”, dice Liz Vasco.
“No es un bar, más bien es la sala de la casa de uno de tus amigos. Un espacio de hermandad”.