Las puertas de la capilla del antiguo Hospital San Juan de Dios, que forma parte de las instalaciones donde actualmente funciona el Museo de la Ciudad, se abrieron para que los visitantes nacionales y extranjeros observen directamente los trabajos de restauración que se realizan en ese lugar.
Mario Becerra, de 56 años, transitaba por la calle Rocafuerte. Iba a un paso apurado, pero se detuvo un momento. Le llamó la atención el ver que las puertas de la antigua capilla estuvieran abiertas. La mujer ingresó y pudo observar cómo dos mujeres tallaban madera para remplazar algunas piezas que ya estaban dañadas en algunos retablos.
“A mis años tengo el gusto de ver cómo se restauran las obras de arte de una capilla. Se ve que no es un trabajo sencillo requiere de mucha concentración”, comentó sorprendida Becerra.
Con esto coincide Darwin Carrera, experto y encargado de la restauración de este tesoro en medio del Centro Histórico de Quito. Carrera recuerda que los trabajos se iniciaron a mediados del mes de diciembre.
“En enero se cerraron las puertas por la colocación de andamios, luego se empezó con los trabajos en el altar mayor”. Por primera vez, la ciudadanía pudo ver de cerca la aplicación de las diferentes técnicas empleadas para recobrar la belleza y vida de este hermoso lugar. La gente también pudo fijarse en el material que se usa y el tiempo que implica realizar ese tipo de trabajo.
La idea de realizar una casa abierta, exponiendo el trabajo de los restauradores, nació con el propósito de que la gente vea que es un trabajado fuerte, y que detrás de la reinauguración de alguna capilla o iglesia está el trabajo de muchas personas. “Es una iniciativa para que los quiteños y ecuatorianos valoremos el patrimonio cultural que se nos ha heredado”, explicó Carrera.
Ana Hurtado, una turista española que recorría el Casco Colonial quiteño, escuchaba con atención la explicación de cada uno de los restauradores. La mujer recordó que hace siete años, cuando visitó Brasil, pudo ver una exposición similar a esta. “He visitado todos los países de Latinoamérica y solo en Brasil y en Ecuador pude ver este tipo de trabajo”, contó.
En la parte alta de la capilla estaba Stalin Pazmiño, restaurador y experto en reintegración del color. El especialista limpiaba con un estilete una de las 13 esculturas que forman parte de la capilla, desde hace más de 150 años.
La última restauración que se hizo allí fue en el 2008. Carrera recuerda que mientras fueron limpiando las esculturas vieron que debajo de la primera capa de pintura había una segunda que mostraba varios otros detalles. En ellos resaltaban las venas en las manos de algunas esculturas y los diseños de las vestimentas. Los restauradores retiran cuidadosamente, con químicos o manualmente, la pintura sobrepuesta.
La técnica utilizada en cada imagen es diferente, porque unos son de licería, de madera y otros de tela encolada. Según Carrera, cada técnica de restauración requiere de un largo proceso en el que se incluye lijado y secado.
Las obras de rehabilitación se encuentran en un 90%, se espera que en dos semanas se entregue la obra que, según Carrera, contó con una inversión de alrededor de USD 40 000.