Rosas y crisantemos blancos adornaban ayer el altar de la Consagración, en la Basílica del Voto Nacional, donde se exhibe la imagen reliquia de la Virgen de Guadalupe, que llegó a Quito en septiembre pasado.
El cuadro estaba rodeado por dos velos de tul blancos, debajo del Corazón de Jesús. Conforme avanzaban las horas, las flores se multiplicaban en el altar.
Los devotos de la ‘Emperatriz y Patrona de América’ llegaron ayer con ramos de rosas de colores, girasoles, anturios, flores tropicales… Las colocaron a los pies de la Virgen y se arrodillaron.
A las 10:00, un grupo de fieles rezaba el rosario, mientras otros sacaban fotografías de la imagen con su celular. En el costado occidental, el padre José Fabián Camayo confesaba a los devotos.
En un espacio contiguo al templo se instaló un bazar; allí se vendían imágenes religiosas. Los visitantes compraban cuadros, afiches, rosarios e imágenes de la Virgen, cuya última aparición frente al indígena Juan Diego fue el 12 de diciembre de 1531, en el cerro de Tepeyac, en México.
Según el padre Camayo, la Basílica ha cambiado desde que la imagen llegó en septiembre. “Este se ha vuelto un sitio de peregrinación para celebrar y vivir los sacramentos. Hay más fe y más entusiasmo en la eucaristía. Ella y su hijo dan protección al país, que está consagrado a sus corazones”.
Ayer hubo cinco eucaristías en honor a la ‘Morenita’, como la llaman con cariño sus devotos. Con estos actos se cerró la celebración, que incluyó una novena, la cual se realizó desde el 3 de diciembre.
Rosa Arias entraba apurada a la Basílica, a las 11:15, para rezar a María. Para ella, celebrar a la Virgen de Guadalupe tiene un significado especial, ayer, ella también estaba de cumpleaños.