Nadar a contracorriente, escalar una pared horizontal, montar bicicleta o aprender defensa personal son algunos de los deportes que se pueden practicar en el parque Qmandá.
Tras su inauguración, el 25 de enero pasado, este complejo deportivo tiene masiva asistencia de usuarios. Solo el fin de semana de su inauguración recibió a 60 000 personas.
El área de piscinas tiene una innovación poco conocida: el contraflujo.
Un chorro, ubicado en la pared lateral, que expulsa agua a una presión determinada (por el profesor o el usuario) y genera contracorriente. El nadador no se desplaza en el agua; más bien el ejercicio consiste en dar brazadas aguantando la presión. Es una especie de caminadora aplicada a una piscina.
Después de ejercitarse, para limpiar el cuerpo, junto a las piscinas hay un cuarto con baños de cajón. Durante 15 minutos, las personas pueden meterse en estas cajas de madera, llenas de vapor, para mejorar la circulación y limpiar el cuerpo.