Ricardo Ponce vive en Pomasqui, en el noroccidente de Quito, desde hace dos años. Su oficina está ubicada en la avenida 12 de Octubre. Él asegura que es difícil entrar y salir de su vivienda por el tráfico. Además, en el redondel de Los Adolescentes, ubicado en la intersección de las avenidas De la Prensa y Manuel Córdova Galarza, los trancones son un problema diario.
“Es un redondel gigante que limita el tránsito. No hay señales y los conductores no respetan la preferencia. Ya no hay horas pico, a toda hora es terrible pasar por ese redondel”, dijo Ponce.
La plaza de Los Adolescentes tiene un puente peatonal que une al parterre de la av. De la Prensa con el interior del redondel.
Esta plaza es un punto estratégico porque conduce a las parroquias noroccidentales de la ciudad, además de a los barrios del norte.
El redondel no tiene señales de tránsito para peatones ni vehículos. En la tarde y noche se crean largas filas que vienen de la avenida De la Prensa y de la Mariscal Sucre. Los tres carriles no son suficientes para aligerar el tránsito. Los conductores aprovechan el mínimo de espacio para entrar al redondel. La circulación es lenta.
Las veredas de la circunvalación son improvisadas como paradas para pasajeros de buses, busetas y vehículos. El tránsito se afecta por el tiempo que se paran los buses en esos puntos. A diario se observa decenas de personas ‘toreando’ los vehículos y poniendo en riesgo su seguridad.
Las personas que frecuentan este sector coinciden que es peligroso cruzar las avenidas y que no hay policías de Tránsito para los controles. Paulina Montenegro vive en Carcelén y el transporte de su oficina la recoge y la deja en el redondel de Los Adolescentes.
Ella dijo que en varias ocasiones se ha librado de que la atropellen. “No puedo llegar hasta el siguiente semáforo para cruzar porque el parterre es muy delgado y tiene una loma en el medio, no se puede caminar por ahí. Tengo que cruzar corriendo y los carros no paran. Una vez se me cayó la cartera y casi me matan. Es terrible el caos que se genera aquí”.
En los exteriores del centro comercial Condado hay un espacio destinado para la Policía. Pablo Ibarra trabaja cerca del complejo y señaló que cuando están los policías solo controlan a los taxis y no a toda la circulación vehicular. “A veces vienen y estacionan sus camionetas en ese espacio para los controles. Ponen conos en la calle, como si eso no empeorara el tránsito y el paso de los peatones. No son una ayuda para la movilidad del sector”.
El Condado
Taxis. Las unidades piratas que trabajan ahí son cómplices de los trancones. Detienen sus vehículos en un carril.
Parte posterior. En la av John F. Kennedy, atrás del centro comercial, también se genera congestión vehicular.
Comercio. Restaurantes que funcionan en el sector y no tienen parqueadero dificultan la fluidez de vehículos.
Desvío. La calle Da Vinci se convierte en un atajo, pero también colapsa.