Deberly Escobar conduce un automóvil con placa terminada en el número tres. Los martes tiene restricción para circular. Cada semana, desde hace un año, él encontró en el sistema de los parqueaderos de borde una buena alternativa para movilizarse entre el valle de Los Chillos y Quito en su propio auto y, a la vez, respetar la aplicación del pico y placa.
En el Distrito hay cinco parqueaderos de borde, cerca de las avs. Morán Valverde, Simón Bolívar y Diego de Vásquez. Estás vías limitan el perímetro dentro del cual rige la restricción.
El parqueadero de Las Cuadras funciona parcialmente y es considerado como un patio de retención para los vehículos de los conductores sancionados.
Desde el inicio de la restricción vehicular (3 de mayo del 2010), el uso de los parqueaderos se incrementó. Según datos de la Gerencia de Terminales y Estacionamientos, de los 2 013 conductores que usaron cuatro parqueaderos (Monte Olivo, Cuscungo, Condado y Carapungo) en mayo del 2010, la cifra subió a 5 436 en marzo de este año.
A la entrada del estacionamiento Cuscungo, a la altura del antiguo peaje de la av. General Rumiñahui, Escobar recibe una tarjeta con un número de serie. Un guardia de seguridad anota los datos de identificación del vehículo y del chofer. Los parqueaderos no tienen costo y están abiertos desde las 06:00 hasta las 21:30.
Para llegar a la av. Napo, Escobar debe cruzar los cuatro carriles de la av. Rumiñahui para coger un bus. El cruce es difícil porque en el sector no hay un puente peatonal. Hay conductores que aseguran haber esperado hasta 30 minutos para subirse a la unidad.
El parqueadero de Cuscungo, que está cercado por un cerramiento de alambre, tiene una capacidad para 400 carros. El suelo tiene una cubierta de lastre y hay una sola batería sanitaria. Bolívar Viteri, otro conductor, dijo que se deberían hacer mejoras en la infraestructura, como señalizar los puestos para el estacionamiento y colocar letreros que orienten a los conductores hasta las paradas de los buses. En total hay 1 090 plazas de parqueo en los cuatro zonas de parqueo.
En el estacionamiento de Monteolivo, a la altura del desvío hacia la av. De los Granados, no hay una parada señalizada.
Pese a eso, el pasado martes, 15 personas se organizaron para hacer fila mientras esperaban una buseta que los transporte hasta la terminal de la Ecovía, en la Río Coca. Walter Enríquez es el conductor de la buseta con capacidad para 12 pasajeros. El pasaje cuesta USD 0,25.
El chofer explicó que en las horas pico de la mañana y de la tarde, el recorrido se hace con una frecuencia de entre 20 y 25 minutos. En las horas de menor demanda la buseta sale cada hora.
Tres personas que no pudieron subirse tuvieron que esperar 10 minutos antes de que un vehículo particular con un letrero de taxi los acerque al centro. Es el único parqueadero de borde que tiene transporte directo a una terminal de transporte público.
Otra alternativa que tienen los conductores son los estacionamientos de transferencia. En la estación de la Río Coca, se puede dejar los autos, sin costo.
Ramiro Narváez, administrador de la Ecovía, explicó que solo se cobra USD 0,25 por el ingreso al sistema de transporte integrado. Ese parqueadero tiene una capacidad de hasta 100 vehículos y entre enero y mayo se registró un uso promedio de 1 100 carros cada mes. La ocupación aumentó paulatinamente.