La causa: allí se realizó el primer ciclopaseo de nudistas en el país, convocado por el Club de Nudistas del Ecuador. El año pasado la organización efectuó un encuentro de nudistas en el mismo sitio.
Esta vez el eslogan fue Por la libre movilidad y un ambiente sano. José Tapia, fundador del club organizador, dijo que el propósito fue incentivar a usar las bicicletas como medios alternativos para reducir la contaminación. “Hacerlo desde una perspectiva nudista es difícil porque la gente no está preparada”.
No todos los participantes llevaron sus bicicletas. Hubo quienes llegaron en patines y otros prefirieron ir a pie. La música del jamaiquino Bob Marley les acompañaba de fondo.
Juan Carlos López, de 40 años y contador de profesión, participó por segunda vez en un acto nudista. Él siente que así se conecta con la naturaleza. “Así nacimos y así deberíamos vivir. Para mí no es vergonzoso, es natural”.
Similar opinión tuvo Nataly Flores, de 22 años, para quien el nudismo intenta romper el tabú de que el cuerpo es solo un elemento sexual. Ella lo practica para romper el prejuicio de lo lindo y lo feo, para no sentir vergüenza de mostrarlo. Es una forma de expresar lo que siente.
En un cubículo de vidrio dejaron sus ropas y pertenencias, excepto los zapatos para pedalear, gorras y gafas para protegerse del intenso sol, que hubo en la mañana. Algunos se pusieron protector solar. Luego de llenar una hoja de inscripción, se concentraron en el ágora. Allí les esperaba un maestro de yoga, que estuvo semidesnudo, le cubría una especie de taparrabos. La música cambió a una más ambiental. Algunos asistentes optaron por conservar su ropa interior, eso sí estuvo permitido, otros por pintarse el cuerpo, en especial las mujeres, y usar coloridas pelucas.
El ambiente fue silencioso. Todos practicaron ejercicios de meditación y relajación en el sitio.
Para Eduardo López, el cuerpo es hermoso y no hay por qué esconderlo. La protección del medioambiente debe empezar por respeto al individuo, dijo.
Admitió al principio que es incómodo desnudarse, pero le da fuerzas pensar que no hay componentes eróticos, sino que le mueve la defensa del ambiente.
Orlando Carrera, de 39 años, tenía pintado en su pecho las banderas de Ecuador y Chile, donde se realizará un encuentro de nudistas en el 2012.
Él es un frecuente practicante del nudismo en las playas. La ropa le fastidia. Al liberarse de ella, el cuerpo queda sano, sin estrés, “es un descanso mental”, aseguró. A las 13:00 empezó el ciclopaseo, los nudistas recorrieron un sendero de 1 kilómetro. La lluvia llegó. El grupo pedía a los policías y bomberos que también se sacaran la ropa, pero no lo hicieron.