En las noches el pasajero espera afuera de los andenes de la Ecovía

Los usuarios.   Deben esperar afuera la llegada de una unidad del Sistema  Ecovía. En las noches no hay cobrador en las paradas.

Los usuarios. Deben esperar afuera la llegada de una unidad del Sistema Ecovía. En las noches no hay cobrador en las paradas.

La iluminación pública no es buena al bajar por la calle Foch hacia la avenida 6 de Diciembre. Los destellos de luz de los bares y el sonido de la música marcan el ambiente en esta parte de La Mariscal.

Son las 23:15 del pasado jueves, Mauricio Peñaherrera y Stalin Cando caminan apresurados hacia la parada Manuela Cañizares de la Ecovía. Al llegar, el guardia de seguridad les informa que no pueden ingresar al andén. Los dos jóvenes se muestran sorprendidos. “¿Cuál es la razón?”, pregunta Cañizares. No es permitido que los usuarios ingresen antes de que llegue la unidad, dice el guardia. Los jóvenes insisten y alegan que no pueden esperar afuera porque es peligroso, pero no logran que les dejen ingresar.

“El siguiente articulado llega a las 24:25, vuelvan a esa hora”, indica el guardia.

Peñaherrera y Cando no se arriesgan a caminar en dirección a su casa, prefieren ingresar a una tienda y comprar algunos caramelos y cigarrillos.

En el andén no hay ninguna persona encargada de la recaudación. El turno normal se termina a las 22:10 y a partir de esa hora el intervalo de llegada de las unidades es de una hora, indica un panel informativo ubicado en la misma parada.

El servicio ampliado de la Ecovía empezó a funcionar el 24 de noviembre del 2010. Según Carlos Poveda, gerente de la Empresa Trolebús, diariamente alrededor de 300 personas utilizan el Sistema Ecovía en horario nocturno (de lunes a jueves), entre viernes y domingo la cifra aumenta a 500 usuarios. “Hay paradas específicas y en cada una de ellas hay guardianía”.

A la 01:20 la Estación de Transferencia Río Coca está vacía. Las ventanillas de recaudación están cerradas y en los andenes de salida no hay personas esperando el articulado. A esa hora llegan tres pasajeros, que prefieren no identificarse. Una de ellos intenta pagar su pasaje en una de las máquinas recaudadoras ubicadas en la entrada. Uno de los guardias que custodia la estación les dice que la tarifa es de USD 0,50 y se cancela en la unidad que los transporte. “Cuando falten 10 minutos para que llegue el articulado, pueden ingresar al andén, mientras tanto deben esperar afuera”.

El intenso frío de la madrugada capitalina se siente en las manos y en el rostro. En la esquina de la avenida Río Coca y 6 de Diciembre una mujer vende café con empanadas en un canasto. Las tres personas caminan hacia allá para beber algo caliente y contrarrestar el frío y la espera.

El sonido del radiotransmisor de uno de los guardias rompe con el silencio de la madrugada. La información es: “El articulado 01 llega en cinco minutos”, uno de los guardias sale y silba para advertir que la unidad está por llegar. Las personas ingresan y pagan su pasaje a una mujer sentada en la primera fila, cuyo rostro es poco visible por la bufanda que usa.

El chofer únicamente abre la primera puerta, dentro del bus viaja otro guardia de seguridad.

En sentido norte–sur el bus se detiene en las paradas habilitadas (ver info), una de ellas es Baca Ortiz, ahí, las hermanas Lara esperan la unidad afuera. Ellas salieron del hospital minutos antes de que el bus pasara. Dicen que ya conocen los horarios nocturnos y después de varios malos ratos por no poder ingresar a los andenes prefieren esperar dentro del hospital y no arriesgarse a ser asaltadas. Pero este no es el único inconveniente que viven los usuarios nocturnos. Adriana Suasnavas asiste con continuidad a los actos artísticos que realiza la Casa de la Cultura. Ella cuenta que el pasado 1 de febrero, a las 22:10, trató de ingresar a la parada y preguntó al guardia si había unidades hacia el sur, él respondió que sí. En ese momento llegó el articulado (el último del circuito normal). Suasnavas no tenía una moneda de USD 0,25 y el cobrador no estaba. “El guardia me gritó que no podía entrar si no tenía una moneda”.

Suasnavas, Peñaherrera, Cando y otros usuarios se preguntan ¿Si hay unidades, por qué no hay cobrador? ¿Si no hay cobrador, por qué el guardia no puede cambiar monedas? ¿Por qué no se puede ingresar a los andenes? Poveda informó que por cuestión de seguridad y debido a varios desmanes por parte de algunos usuarios se tomó la decisión de que los pasajeros esperasen afuera.

Suplementos digitales