Los niños de las Aldeas Infantiles SOS de Quito vivieron una jornada especial, la mañana de ayer. Unos 40 infantes tuvieron la oportunidad de montarse en un globo por primera vez y subir a 10 metros de altura.
El objetivo fue brindar a los pequeños una nueva experiencia en esta Navidad, señaló Nixon Valencia, facilitador del centro.
El agasajo, denominado ‘Un vuelo por la vida’, se llevó a cabo en la cancha de fútbol de la entidad, que brinda acogimiento temporal a niños abandonados o que vivieron una situación de maltrato en su entorno familiar.
El cielo despejado y la mañana soleada favorecieron el desarrollo del programa.
El agasajo fue organizado por MVG Comunicaciones y la compañía de comunicación Cecilia Veintimilla.
Niños de todas las edades esperaban con ansias su turno para subir al globo aerostático de 300 kg de capacidad, cada vez que descendía al suelo. Los facilitadores, vestidos de ángeles y soldados, solicitaban a los que hacían fila retirarse hacia atrás.
Álex, de 13 años, fue uno de los que vivió la experiencia. Tras subir al globo, una fuerte llama apareció en la superficie, generada por el gas propano que impulsa el aparato. El calor era intenso.
Con una sonrisa, Álex miraba a sus compañeros saludarle desde abajo, mientras el globo ascendía. “Es lindo ver todo desde arriba”.
Maritza, de 16 años, calificó al acontecimiento de “bacán”. “Nunca había subido tan alto”. A José David, de 12, también le agradó. “Me gustan las alturas”.
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Algunos infantes sintieron un poco de temor. “Un rato pensé que el globo se iba a reventar”, contó Janeth, de 11 años, a quien tampoco le gustó el fuerte ruido que emitió.
Sandra, de 16 años, no se atrevió a subir a pesar de la insistencia de sus amigas. “Tengo miedo a las alturas”, dijo.
Un grupo de niños, de entre 1 y 4 años, sentados en la hierba, contemplaban con asombro la escena. Ellos no pudieron montarse en el globo debido a su temprana edad. “Se ponen a llorar”, explicó una de las facilitadoras. Se entretuvieron bailando reggaetón.
Horas más tarde arribó al lugar Iván Paredes, vocalista de la banda ecuatoriana de ska y reggae Papá Changó. Durante su visita, se comprometió a jugar fútbol con los niños y brindar un concierto en Aldeas SOS, en febrero del próximo año.
En Aldeas Infantiles SOS, ubicada en el en el sector La Mena, en el sur de Quito, hay 12 casas en las que viven 100 niños y adolescentes de entre 1 y 17 años.
En cada vivienda, liderada por una madre educadora, viven entre ocho y nueve infantes. El objetivo es que convivan en un espacio lo más cercano posible a un hogar. Los hermanos biológicos permanecen siempre dentro de la misma familia.
Los niños también reciben vestido, alimentación, educación y cuidados médicos. Viven temporalmente en el lugar hasta poder ser reunidos de nuevo con sus familiares.
Las Aldeas SOS se encuentran en otras cinco ciudades del país: Cuenca, Ibarra, Esmeraldas, Portoviejo y Guayaquil.