Hoja de vida de María Augusta Espín
En lo profesional: Socióloga quiteña graduada en la Universidad Central del Ecuador, donde es docente. También da clases en la Flacso.
Su punto de vista.: Navidad y Año Nuevo son celebraciones más públicas.
¿Cómo la temporada navideña cambia la cotidianidad de las personas?
El primer aspecto es lo cultural, social y tradicional. Es a lo que llevan las prácticas extracotidianas como esta. La Navidad te vincula con lo familiar, te trae de nuevo a la tradición de lo comunitario. Pone en juego muchísimos elementos, como el pesebre y el árbol, que son armados en familia. Luego viene el rezo de la novena, en familia o con vecinos. Son formas en las que se recupera la cultura de compartir en comunidad.
Pero también cambia el estado de ánimo…
Es una época de nostalgia por el pasado, por las celebraciones familiares, por la unidad, por esos momentos de paz, de tranquilidad. A la vez se busca recopilar la historia del nacimiento del Niño, que es tan linda para la gente.
A propósito del tema, hay gente que es atea o tiene una relación personal con Dios, pero aún así celebra la Navidad con reuniones familiares, cenas de Navidad, etc. ¿Por qué?
Porque la Navidad y el Año Nuevo son celebraciones extracotidianas. En la cotidianidad se puede tener un tipo de pensamiento y de prácticas que en momentos como estos, se rompe. La Navidad, además, no es una vinculación estrictamente religiosa. Es algo más que te vincula a la tradición y al compartir en comunidad, en un mundo tan individualizado. Pero esto termina cuando acaba la época.
También se modifica el ajetreo en la ciudad. Hay saturación en centros comerciales, en las calles, ¿cómo se analiza ese cambio?
En esta época hay una transformación de la economía, porque recibimos el 13° sueldo. El exceso de dinero se junta con esta celebración y produce una dinámica distinta y más rápida de intercambio comunitario. A los comerciantes esta época les salva el resto del año. Hay movimiento de la gente en la ciudad, para comprar comida para la cena, regalos… La vida de la ciudad se vuelve más pública. Se vuelve a lo privado el 24 y el 31.
Es también una época en la que toda la gente, incluso la más humilde, despierta su solidaridad. Se dona ropa, comida, caramelos…
Esto se relaciona también con la idea de volver a lo comunitario. Por ejemplo, esto de ver a niños en la calle, en un tiempo cotidiano puede pasar desapercibido, pero en esta época la situación puede ser dolorosa para una mayoría. En esta época se hace visible lo que en otras es invisible.
La ciudad, con el incremento de las luces, tiene más vida, ¿qué significa?
Esto tiene que ver con esta idea de volver públicas muchas cosas. Ahora se ve también a los vendedores ambulantes que en el período cotidiano venden frutas, ropa, etc., ofreciendo pesebres, musgo, caramelos… toda la ciudad está impregnada de esto. La Navidad y el Fin de Año se han vuelto celebraciones mucho más públicas, en las que se trata de vincular a los demás.