Testimonio. David Cisneros.
Desde que inicié mis estudios universitarios, hace cuatro años, me movilizo en mi carro. Esto porque estudio en la Universidad de las Américas, ubicada en las avenidas Colón y 6 de Diciembre, en el norte de la capital. Vivo en Cumbayá. Para mí, el carro es un servicio básico e inevitable.
A mi casa no llegan los buses de trasporte público. Las unidades me dejan cuatro cuadras antes de llegar a mi casa y por allí solo circulan hasta las 20:00. Si me hago más tarde debo tomar el articulado de la ecovía hasta la estación Río Coca y de ahí esperar de 20 a 30 minutos por tomar un alimentador que me deja lejos de mi domicilio.
Desde hace un mes estoy trabajando en una empresa en Amaguaña. Si no tuviera carro, no podría movilizarme.
La congestión y el tráfico es algo con lo que yo he aprendido a vivir. Espero terminar mis estudios y trabajar en Cumbayá para no tener que circular en mi carro por Quito. Las calles son demasiado pequeñas, porque solo tienen dos carriles para cada sentido. En otras ciudades como México DF y Buenos Aires, las avenidas tienen cuatro carriles, mínimo, para cada sentido.
Para entrar a Cumbayá desde Quito, el tráfico es terrible. El problema es de todos los días. El túnel Guayasamín es una buena alternativa para llegar al valle, pero es muy angosto. Las filas son interminables.
Entro a las 09:00 a mi trabajo, todos los días, menos el martes que tengo pico y placa, salgo a las 08:25y llego a tiempo a la oficina. Los martes me movilizo en bus, pero debo salir de mi casa a las 08:00, el mismo recorrido lo hago en aproximadamente 50 minutos. El sistema de transporte público es muy lento.
La verdad es que no puedo dejar el carro en casa, por las distancias que recorro.