Para mí, la libertad es un derecho inherente a todas las personas. No es un asunto en el que el Estado deba intervenir ni un tercero deba imponer.
La libertad demarca armonía en una sociedad, debido a que cada uno actúa libremente, pero sin afectar a los demás.
Esto genera una capacidad de actuar, de decidir y de elegir que genera paz, tranquilidad, estabilidad y ayuda a los integrantes de ese entorno a la consecución de objetivos. Lo más valioso es que la sociedad, como tal, logra metas conjuntas que mejoran la convivencia y generan un espíritu colectivo de colaboración.
Para mi trabajo es muy importante la libertad, porque permite plasmar ideas en mis proyectos, desarrollar la creatividad y asesorar a mis clientes.
Asimismo, para ellos es importante, ya que les faculta elegir las propuestas y productos para escoger sin presiones ni coacción.
En definitiva, este derecho es fundamental para que una sociedad funcione bien. La razón es que se fundamenta en un ‘dar y recibir’ que supera al individuo y alimenta al colectivo.