Las fiestas de la ciudad pueden ser un pretexto para que usted comparta con sus hijos el placer de jugar. Reencuéntrese con ellos alrededor del trompo, enséñeles a envolver la piola y la técnica para lanzar el pedazo de madera torneada en forma de cono.
Explíqueles que ese juego une a la familia, al barrio o a los conocidos. Esa es una manera de mantener viva la tradición. O si usted es amante del vértigo, no desaproveche la época para diseñar su propio bólido, el coche de madera.
Estos vehículos ayudan a dar rienda suelta a las habilidades frente al volante. Si necesita ayuda para armar su propio carro, recuerde que en sectores como Chimbacalle o Las Casas hay verdaderos maestros en la construcción y diseño de los coches.
Si después de disfrutar con los niños, usted quiere seguir celebrando en casa las fiestas de Quito, es el momento para armar un campeonato de 40. Llame a sus amigos, vecinos y familiares, arme parejas, ponga a tocar una buena música y encienda el ánimo de todos los invitados.
Pregunte cuáles son los trucos para cada juego. Tenga pendiente que solo se trata de una actividad, que tiene como propósito unir a los conocidos, más no de una competencia que puede desatar una inoportuna rivalidad.
Los juegos tradicionales tienen su espacio en las fiestas de la ciudad. Son parte de la cultura y siempre habrán mejores y peores que usted, lo importante es que sepa disfrutar y compartir.
Tenda en cuenta
Las cartas que participan en el juego son: del uno al siete, J, Q y K. Las cartas 8, 9 y 10 son los denominados perros.
Hay cuatro jugadores (dos por equipo). Se reparten cinco cartas a cada uno, siempre por la derecha .
La caída es cuando un jugador lanza la misma carta que el participante anterior.Con cada caída se gana dos puntos.
La ronda se cobra cuando al repartir las cartas a un jugador le llegan tres de las mismas. Debe anunciar la ronda al juez, antes de lanzar la primera carta. Gana dos puntos .
La doble ronda es cuando a un jugador le reparten cuatro cartas de las mismas. Gana cuatro puntos.
Caída y limpia es cuando un jugador lanza la misma carta que el participante anterior. Hace una suma con las cartas que están en la mesa y se
lleva todas . Ejemplo: si en la mesa están un 2 y un 3, y el tercer jugador bota el as, el siguiente le cae con la misma carta y se lleva todas.
Si después de jugar las primeras 20 cartas, una de las parejas no llegó a 20, los contrincantes ganan seis puntos.
Los zapateros son la pareja que terminada la mesa no logró sumar los 10 puntos y debe limpiar el calzado a los ganadores.
El juego se termina cuando una pareja completa cuarenta puntos.
Tradiciones que se niegan a morir en las fiestas de Quito
Los trompos y coches de madera son atracciones en las fiestas de la capital. Unen a los conocidos.
El primer Campeonato de Coches de Madera fue en 1974. El primer trayecto comenzó en la avenida 12 de Octubre y culminó en la 6 de Diciembre. La ruta tenía un recorrido de 1100 metros.
Un pedazo de madera, clavos, pintura y mucha imaginación son los materiales para construir los tradicionales coches de madera, que hace más de cuatro décadas ruedan por las empinadas calles del Centro Histórico.
Los coches que participan deben ser elaborados íntegramente con madera. Las cuatro ruedas pueden tener un bocín de metal.
Pueden participar en la competencia niños y niñas, conforme con la edad y peso del coche.
Serie A: niños de 6 a 9 años. Serie B: adolescentes de 10 a 12 años y Fuerza Libre: jóvenes de 13 a 16 años.
El ganador de la carrera recibirá un cheque de USD 500, trofeo y medalla donados por el Municipio de Quito. El segundo lugar recibirá un trofeo y USD 200. El tercer puesto se hará acreedor a USD 150 y un trofeo.
Las fiestas de la ciudad están matizadas con música, disfraces, bailes, comparsas y también juegos tradicionales. El trompo es uno de los juegos más antiguos practicados en Quito.
El trompo se construye con una pieza de madera dura en forma de pera, con una punta de metal (pico, púa o rejón) sobre el que se lo hace girar. Jorge Rivadeneira Granda es quizá el artesano más famoso de Quito, no solo porque viene de una familia de reconocidos carpinteros, sino porque le apodan ‘El rey del trompo’.
A sus 79 años, Rivadeneira recuerda que desde los 12 años elabora trompos de madera, que parecen salir de sus manos como si fuesen un acto de magia.
Además, asegura que es el más fabuloso ‘bailador de trompos’, pues conoce más de 30 formas de hacerlo. El repertorio incluye ‘el bolígrafo’, ‘la maravilla’, el ‘teleférico’, ‘baile en la uña’, ‘nace bailando’, ‘los quiños’, ‘cascaritas’, ‘baile en la terraza (cabeza)’ y otros muchos nombres con los que se ha bautizado a sus habilidades con los trompos.
El oficio lo heredó de su padre y abuelo, por eso Jorge Rivadeneira sigue, hasta la fecha, aplicando las técnicas que han convertido a sus trompos en los más solicitados del mercado. Aunque la tecnología parece amenazarlos de muerte, la elaboración de trompos y los coches de madera, se resisten a morir como oficios tradicionales, que aún ofrecen alegría y vida a la capital ecuatoriana en sus fiestas. Esa es, quizá, la principal motivación para estos artesanos.