Durante una hora de intervención, el misionero neoyorquino John Rick Miller difundió ayer su mensaje de fe en la iglesia del Convento de La Concepción, en el Centro Histórico.
Allí, a las 13:05, inició la celebración eucarística. No había bancas desocupadas. Miller se ubicó al costado derecho, con relación al altar del templo.
Estuvo acompañado por una delegación de feligreses y también por los organizadores de un ciclo de conferencias que se dictarán hasta hoy. Vestía un terno azul, corbata amarilla y camisa blanca. Todo el tiempo estuvo cerca de un traductor, pues no domina bien el español.
Los devotos atrasados buscaban acomodarse en las primeras filas, pero no había espacio. Hubo jóvenes vestidos con camisetas blancas, que entregaron una hoja para que los asistentes registren sus datos. También repartieron volantes con oraciones de la Misión Por el Amor de Dios en todo el Mundo, que preside Miller.
La intervención del misionero se programó para el momento del sermón en la eucaristía. El sacerdote que dirigió la misa dio paso a Miller, quien con un escapulario en su mano rezó frente al altar y comenzó su discurso que tuvo dos palabras en español: buenas tardes y por favor.
Para el resto de la intervención, fue necesaria la participación del traductor. Mariela Pico, docente de una escuela primaria del sur, escuchó atenta cada reflexión y se arrodilló en la oración del avemaría, que acompañó a la primera reflexión de Miller: “Ecuador es un país bendecido y donde la fe es muy fuerte”.
A la mujer de 33 años, le conmovió lo que dijo el misionero sobre que la inmoralidad, la corrupción y la maldad aumentan cada día en comunidades, ciudades y países alrededor del mundo.
“Esta Misión es un llamado a convertirnos en ejemplos y testigos a través de nuestras vidas diarias de la existencia de Dios, de su amor por nosotros y para declarar que somos sus hijos”, tradujo el intérprete en una de las reflexiones.
Hubo personas que tomaron apunte de cada reflexión en cuadernos o en hojas. En la participación del misionero se escuchó música celestial cuando habló de la importancia de Nuestra Señora de Guadalupe.