Guápulo es una huella imborrable de la historia

Un empinado camino de piedra, con montaña a un lado y quebrada al otro, conduce al tradicional barrio de Guápulo.

A los costados del sendero, por donde alguna vez transitó el español Francisco de Orellana en su travesía en busca del Dorado, se levantan pintorescas viviendas.

La cotidianidad de los vecinos se funde con la vida nocturna de bares y restaurantes de este rincón bohemio.

Desde las terrazas se tiene una agradable vista de la extensión de los valles de Cumbayá y Tumbaco. Las fiestas y tradiciones populares se conservan intactas en las calles, en la iglesia y en la plaza central, que se conservan como marcas del pasado colonial de este sector.

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