Los alumnos del Liceo Internacional, hace rato que perdieron el miedo a hablar en público. No les intimida golpear una puerta, aunque la mayoría de veces las personas ni siquiera los reciban.
Entre bromas, risas y empujones, unos 60 jóvenes de entre 15 y 17 años recorrieron las calles de Moteserrín el sábado 15 de marzo, donde viven unas 1 200 familias. Su objetivo: que las personas aprendan a desechar la basura de manera clasificada y que tomen conciencia de la importancia de reciclar.
Son las 09:00 del sábado y los estudiantes de primero y segundo de bachillerato recorren la urbanización Campo Alegre.
Todos están uniformados y llevan en sus manos una ‘tablet’ y un libro con imágenes del daño que causa la basura arrojada a las calles. Su misión: ir de casa en casa, golpear la puerta y lograr que una persona más se una a su ejército.
Ellos se organizaron, trazaron las rutas, hicieron el material. Carolina Borja, de 16 años, cuenta que en ocasiones la comunidad se interesa y participa. De una vecina, por ejemplo, nació la necesidad de un lugar para reciclar llantas.
Los chicos visitan las casas en parejas. Cada intervención dura de 5 a 7 minutos. Pilar de Troya, quien vive en la calle Las Golondrinas desde hace 32 años, se asombra cuando uno de los alumnos le pregunta si conocía que en la ciudad se generan 1 600 toneladas de basura al día. La mujer se interesa en el tema y les felicita por la iniciativa. Ella recuerda que hace un año, los vecinos intentaron colocar tachos para reciclar pero no funcionó. Las personas arrojaban allí de todo. Hasta depositaron un gato muerto.
En las instalaciones del colegio, hay una bodega que ellos construyeron con botellas recicladas rellenas de desperdicios no reutilizables. La habitación está en la parte trasera y si no fuera por una especie de ventana que dejaron intencionalmente donde se ve el material, no se notaría que fue hecha solo con envases plásticos.
Agustín Darquea, coordinador de gestión ambiental de la institución, explica que en el plantel hay cuatro proyectos que se desarrollan en pro del medioambiente. En total son cerca de 70 jóvenes involucrados. Algunos dan charlas en una guardería de la zona sobre las buenas prácticas ambientales. Allí capacitan a los niños con actividades lúdicas. “Ellos se entusiasman y aprenden. La idea es que lleven el conocimiento a su casa”, cuenta Alejandra Rivas, de 16 años.
El año pasado crearon la página www.tupuntolimpio.com donde hay un mapa para ver la ubicación, precisamente, de los llamados ‘puntos limpios’ (sitios para el reciclaje), su horario y qué tipo de residuo se puede dejar allí.
De toda esta experiencia los estudiantes hicieron un video para presentarlo a Emaseo y con la finalidad de que coloquen en Monteserrín un ‘punto limpio’ que tanta falta hace.