Un tractor y un rodillo de la empresa Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) trabajan en la nivelación de la superficie en el relleno de El Trébol. La labor es parte de las últimas obras en el lado norte del intercambiador. También se construirán dos cunetas laterales y plataformas para la caída de agua en las cuatro hectáreas que fueron ampliadas.
La Epmmop, entidad encargada de la obra, ya entregó el plano topográfico al Instituto de Urbanismo para que se inicien los estudios sobre qué uso se podría dar a este espacio. La Alcaldía no ha oficializado qué utilidad tendrá el terreno, pero se adelantó que servirá para mejorar la movilidad en la ciudad.En la administración de Paco Moncayo se diseñó un proyecto para trasladar hasta esa zona la estación de buses que funciona en La Marín. Esto nunca se concretó. Ese mismo proyecto es analizado en la Secretaría de Movilidad de la actual administración, aunque Carlos Páez, representante de esa dependencia, no se ha pronunciado sobre el tema. Sin embargo, hay criterios técnicos que consideran que todavía al relleno le falta una compactación sólida.
Freddy Valencia, ingeniero civil que circula diariamente por el intercambiador, cree que se debió hacer una mejor compactación y escoger mejor el material con el cual se rellenó.
Hasta el 30 de enero llegaban volquetas cargadas de escombros y tierra hasta esa zona. El especialista considera que se habrían filtrado metales, maderas y plástico. Desde cuando se iniciaron los trabajos, en agosto del 2009, hasta el último día que ingresaron las volquetas hubo minadores que retiraban ese tipo de materiales.
“No siempre pueden haber recogido todo lo que debían. Había materiales, como troncos, que al pudrirse pueden producir oquedades (huecos)”. Un espacio para tomar en cuenta es el talud en el lado norte del relleno. “Es muy alto, empinado y poco compactado”, dice Valencia.
Máximo Ramón, técnico de la Epmmop, responde que la estabilización del talud está prevista en los trabajos finales. Descarta que la compactación del material utilizado en el relleno no esté bien hecha. “Madera no entró porque hubo un control riguroso. Se verificó que entre solo el material permitido y no basura”.
Arturo García, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, también hace observaciones. Para él, es importante trabajar en una mejor compactación y tomar en cuenta que todo relleno tiende a hundirse luego de dejar todo el material en el lugar. Por eso, considera necesario estudiar bien qué uso se va dar a ese espacio.
El técnico recuerda que hace 20 años se utilizó maquinaria especial en otros rellenos. Por ejemplo, en las instalaciones de la ex terminal Cumandá, en el centro. Allí, agrega, se usó maquinaria con pata de cabra y hubo tratamiento especial que demoró algunos años hasta que le compactación sea sólida y esté lista para usarse.
Ramón reconoce que será necesario hacer estudios topográficos y de suelos antes de determinar en qué se utilizará este terreno. Admite que, técnicamente, todo relleno tiende a hundirse y consolidarse con el paso del tiempo. No obstante, garantiza que con los trabajos finales el relleno sí podrá ser usado.
Javier Toro, geólogo, dice que es indispensable un estudio geotécnico para conocer cuánto se hunde cada cierto tiempo, producto del proceso de compactación. Él recomienda recoger opiniones de técnicos en varias áreas antes de realizar una obra con inversión municipal.
Luego de la nivelación de la superficie, la Epmmop comenzó los trabajos para colocar gaviones que aseguren la estabilidad del talud y el desemboque del colector del río Machángara. Ramón descarta que el relleno pueda tapar la salida del colector. García concluye que si no se hace un adecuado estudio técnico, en el relleno se pudiera abrir un hueco, como ocurrió en el intercambiador, en el 2008.