Empapados de espuma de carnaval. Así quedaron ayer los jóvenes y personas de la tercera edad, de la Casa de al Juventudes y del Centro del Adulto Mayor.
Ataviados con coloridos trajes y máscaras elaboradas por ellos, se concentraron en la Plaza Grande, para el desfile intergeneracional por lasFiestas del Carnaval.
Durante el recorrido que se inició por la calle Chile, no pararon de lanzar espuma de carnaval y picadillo de colores. Una especie de nube blanca, azul, verde y rosada los cobijaba. Los transeúntes también fueron rociados con carioca. Nadie se opuso.
Unidos en un solo grupo, jóvenes y adultos mayores bailaron al son de batucadas y de la banda de pueblo Farra Quiteña. “¡Que viva el carnaval!”, gritaban a su paso.
Los arlequines (personajes con trajes multicolores) iban animando a la gente. “Nosotros invitamos a disfrutar del baile y de la algarabía. Lo hacemos con respeto, sin agresiones, queremos culturizar esta fiesta”, decía Gabriela Mina, de 17 años, quien participó por primera vez en el desfile.
Para su compañero Jonathan Espinoza, el Carnaval es una oportunidad para expresar la alegría que se lleva dentro.
El primer recorrido culminó en la sede del Patronato San José, en la calle Cuenca. El patio quedó pequeño para los asistentes, que no paraban de rociar carioca. Entre los grupos más entusiastas estaba el de Lucila Quinche, de 73 años. Las mujeres vestían faldas floreadas bajas y blusas bordadas.
El atuendo lo completaban los collares y los sombreros. “Nosotros representamos a los años dorados”, comentaba.
Con sus compañeras Germania Pozo y Margarita Cazar movían las faldas al ritmo de la música.
Beatriz Palomino, quien vestía un traje de hombre, las sacaba a bailar. En su frente se veían gotas de sudor. “Qué bonito es carnaval”, gritaba. Estaban orgullosas de su presidente, Vicente Andrade, quien vestía un traje de médico y en su cuello llevaba un estetoscopio. El mandil blanco estaba manchado de colores por la carioca. “Él nos va a ayudar cuando nos desmayemos; aunque a veces se queda dormido”, repetían entre risas.
Para Gloria Checa, estos actos le ayudan a recordar su juventud, “Nos quita el estrés y la depresión”. Ella recordaba que antes jugaba con agua y cascaronazos.
El baile y la carioca continuaron por más de media hora. Quienes tenían el aerosol apuntaban a los rostros. “Los gestos que hacen es lo más divertido”, decía Julio Ojeda, quien gastó tres envases de carioca.
El desfile continuó por la calle Cuenca hasta la Bolívar. Allí se tomaron la Plaza Benalcázar. Unas carpas y sillas les esperaban. Los jóvenes y adultos mayores se alistaban para el desfile de máscaras. Los modelos y los materiales era variados. A Sonia Lemos le tomó dos horas elaborar la suya, usó cartón, papel periódico y espuma flex. Al final obtuvo una máscara rectangular en la cual sobresalía el color amarillo.
Así, juntos, jóvenes y adultos mayores festejaron el inicio del Carnaval. Al mediodía, todos estaban encendidos y para continuar con el juego sacaron maicena. No quedaron rostros, ni cabezas limpias.
Este desfile abrió la celebración del Carnaval Quiteño. Para hoy está previsto otro desfile en el barrio Chillo Jijón, a las 11:00. En el parque de El Ejido hay una feria.